El Día Cero y una carta al Presidente.

Resumen: Si queremos Patria para todos, entonces habremos de construirla entre todos.

Por: Delio G. Orozco González.

A finales de febrero del presente año, muchos manzanilleros habían visto ya un vídeo relativo a la discusión en el Consejo de Ministros sobre la unificación monetaria, la reforma salarial y el impacto que tales medidas habrían de tener en los cubanos residentes en la isla; pues, el mismo había llegado a sus manos como generalmente llegan las cosas en estos tiempos: de mano en mano.

Después de visionar dos veces el material audiovisual y en soberano e impostergable ejercicio ciudadano, escribí y envié al regente nacional, a través de su cuenta de correo electrónico, mis consideraciones sobre el material; empero, la crisis desatada por la COVID-19 no solo suspendió, felizmente, lo que parecía inminente; sino, la atención que las autoridades le daban a dichos temas. Era lógico, el sentido común indicaba que atender prioritariamente la inusual coyuntura era «sentido del momento histórico».

Sin embargo, tres meses después y como quiera que el escenario al cual estará abocado el país, a posteriori de la situación actual, llevará de la mano a enfrentar este y otros desafíos, es preciso una proactiva acción ciudadana no solo porque las propuestas necesitan evidentes ajustes antes de su puesta en práctica; sino, miradas y evaluaciones que traspasen lo meramente económico, ámbito que elevado en la actualidad a condición «demiúrgica» parece obnubilar el hecho de que este es creación humana y no a la inversa.

Ni ira ni abulia, ha de ser la máxima cívica frente a monumentales retos que conducen a la implicación de todos los ciudadanos con capacidad para ello, porque en verdad la diversidad de variables directas, indirectas e intervinientes, exigen mucho más que la discusión en cenáculos estatales; los cuales, por las dimensiones y amplitud de los factores que inciden en la vida social actual se verán sobrepasados. La experiencia histórica humana demuestra cuán amargo resultan las emanaciones desde tales conciliábulos.

No es que falte confianza, es que la gobernanza moderna requiere, si quiere perdurar, participación efectiva, inclusión verdadera y transparencia incuestionable, máxime cuando lo que está juego son los medios y modos para reproducir la vida de manera digna y ello solo podrá lograrse con la implicación consciente de los afectados porque nadie puede ponerse en el lugar del otro; además, el altruismo o el sentimiento de justicia emanado desde las estructuras de poder estará siempre mediado por una circunstancia vital: los hombres piensan como viven, no viven como piensan. Es cierto, del mismo modo que la historia total resulta quimera, la justicia absoluta deviene ensoñación; empero, podríase esquivar el imposible acudiendo a una elección hipocrática: si no se puede hacer bien, tampoco debe hacerse daño.

La líneas, convertidas en carta al presidente cubano, son, como ejercicio intelectual y ciudadano, expresión de una creencia hecha pública en más de un sitio: la Revolución cubana y su experiencia gubernativa resultante, vista en perspectiva histórica, son lo menos malo que le ha sucedido al país; sin embargo, ello no puede hacernos perder el horizonte porque «lo malo», en su condición gangrenante, posee capacidad invasiva y puede terminar destruyendo todo el organismo; por tanto, ofrecer remedios y soluciones para mejorar y desestancar el medio: la Revolución, es una contribución directa al País: el fin, entidad existente antes de la revolución y que seguirá existiendo después de ella; no obstante, como dijera José Martí: «No debe abandonarse por descuido lo que luego habrá de reconquistarse a gran costa». Si es que logra reconquistarse.

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Manzanillo de Cuba, jueves 5 de marzo de 2020.

Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez.
Presidente de la República de Cuba.
Su Despacho

Presidente:

A mi manos llegó un vídeo que ya circula profusamente, por lo menos aquí en Manzanillo, sobre las medidas a adoptar para el saneamiento de la economía y el intento de hacer del trabajo la única fuente cierta, perdurable y constante de riqueza. La reunión, presidida por el Vice-Presidente de la República Salvador Valdés Mesa y Marino Murillo Jorge, Presidente de la Comisión Permanente para la Implemetación y Desarrollo, se basó en diapositivas y las intervenciones principales de Betsy Díaz Velázquez, Ministra de Comercio Interior y de Margarita González Fernández, Ministra de Trabajo y Seguridad Social.

La Ministra de Comercio Interior expuso el estudio realizado para llegar a fijar la Canasta Básica de Bienes y Servicios de Referencia (CBBR) y el monto en dinero (1,528.00 Pesos Cubanos) para que una persona en la Cuba de hoy pueda cubrir las necesidades básicas con el objeto de reproducir su fuerza de trabajo y de media persona más, en el caso de los que trabajan; quienes soportan sobre sus espaldas, como bien dice el estudio, un peso extraordinario, pues deben, a veces, sostener a dos o tres personas más.

La Ministra de Trabajo y Seguridad Social, por su parte, abordó el tema de la transformación en los ingresos, especialmente el salario, pensiones y prestaciones, las condiciones básicas sobre las cuales estos se van fijar y las afectaciones que, sin duda alguna, se van a sentir en algunos segmentos de la población cubana al eliminar subsidios y gratuidades; también las medidas y el procedimiento para palear los efectos de las decisiones que se han de tomar a partir del llamado «Día cero».

Durante las 2 horas y 18 minutos que duró el material audiovisual, se escucharon intervenciones aclaratorias de Marino Murillo y del Vice-Presidente Valdés Mesa, las de este último relacionadas con los seminarios, la capacitación y que se seguirían buscando experiencias en América Latina, Europa y otros países.

Como cubano, comprometido con el destino de mi país y mi país, en este caso específico, son los hombres y mujeres que lo habitan, tengo dos preocupaciones y dos propuestas, ideas aderezadas con soluciones y posibles beneficios porque de nada sirve denunciar o alertar si no se ofrecen remedios.

PRIMERA PREOCUPACIÓN: Las medidas para palear las afectaciones a más de un millón de personas, principalmente a mujeres amas de casa que realizan un trabajo extraordinario; pues, si las mismas se decidieran a hacer una huelga el país quiebra porque no habría quien lavara, quien preparara los niños para la escuela, quien cocinara, quien atendiera a ancianos y niños, ya enfermos o sin Circulo Infantil, etc… se deja a un mecanismo que, en teoría, debe dar una respuesta en 72 horas.

La experiencia cubana -no me interesa la de otros países en tanto deviene consuelo de tontos-, demuestra lo robusta y eficiente que es nuestra burocracia. El botón de muestra de un campesino que presentó su jubilación en enero del 2019 y murió en noviembre de ese mismo año sin poder disfrutar un derecho justamente ganado, habla de la ineficiencia e indolencia de un aparato sobre el cual ha de recaer, de sopetón, un aluvión de solicitudes y creo, ojalá me equivoque, este no cuenta con la actitud (voluntad) para hacerlo. La experiencia es maestra de la pedagogía y no tenemos por qué creer que ahora será distinto.

SOLUCIÓN A LA PRIMERA PREOCUPACIÓN: Es preciso engrasar y muy bien el mecanismo para dar solución, no respuesta, a un problema que tiene que ver con la vida de las personas. Cualquier dilación, indolencia, demora o negligencia es un acto contra la nación, su seguridad y pervivencia y en consecuencia debe ser juzgado.

SEGUNDA PREOCUPACIÓN: Estoy consciente que demorar es agravar; pero, la discusión del anteproyecto constitucional devino muestra de participación ciudadana. ¿Por qué no incluir en las consultas a economistas cubanos, sociólogos, politólogos, intelectuales y no solo de La Habana; sino, de otras partes del país para escuchar su parecer y tomar algunas ideas que puedan ser de utilidad? A fin de cuentas, se trata de decisiones que afectarán su vida y destino y no deben dejarse a un grupo de personas, por muy bien intencionados que sean.

SOLUCIÓN A LA SEGUNDA PREOCUPACIÓN: Ampliar a otros cubanos la discusión de las medidas a tomar; pues, esta pluralidad de opiniones, ideas y sugerencias, no solo puede dar más trigo y oportunidad de dar en el blanco; sino, involucrar a más personas con el natural componente de responsabilidad compartida, cualidad básica del gobierno colegiado.

PRIMERA PROPUESTA: Subsidiar la canasta básica a niños y jóvenes hasta la mayoría de edad; o sea, los 16 años y pagar solo al trabajador lo que corresponde a la reproducción de su fuerza de trabajo; pues, si en su familia existiese alguien imposibilitado de trabajar, se le asistiría. Luego, si el hijo o los hijos acceden a la universidad, pagar, durante el tiempo que el hijo o los hijos estudien, el medio salario para ayudarlo a sostener al hijo o hijos que serán los futuros profesionales que demanda el país.

Esta decisión podría:

1.-Ser un estímulo a la maternidad en tanto aliviaría la tensión de los padres; quienes, solo podrán mantener con los nuevos salarios a 1,5 personas; o sea, a él mismo y sólo medio hijo.
2.-Si no se subvenciona la infancia y la juventud, estarán esperando, si ya no se hace, llegar a la mayoría de edad para empezar a trabajar y olvidarse de los estudios porque lo que hace falta es «ganar dinero», no prepararse para el futuro.
3.-Es esta una manera concreta de proteger personas y no productos, además de resultar una apuesta clara por el futuro y seguir demostrando el carácter humanitario y justiciero de Cuba.

SEGUNDA PROPUESTA: Mantener la actual tarifa de consumo de energía eléctrica para el sector residencial hasta los 500 KW; en tanto este es un bien vital para la sociedad moderna y porque en Cuba:

1.-La electricidad es la principal fuente de cocción de alimentos; además, en una casa no solo se cocinan alimentos, también se calienta o hierve agua por diferentes razones, básicamente sanitarias.
2.-Gran parte del solaz y entretenimiento del cubano está vinculado a la televisión, el vídeo o la escucha de música con dispositivos cuya alimentación es la electricidad.
3.-Diversas tareas hogareñas como el lavado, planchado y la limpieza (uso de turbinas) demandan del consumo de energía eléctrica.

No soy ajeno a la situación que atraviesa el país -vivo en él hace 53 años-, pero ello no turba mi vista ni mi razón y apuesto decididamente al postulado de una economía al servicio del hombre, no el hombre esclavizado por la economía.

Delio Gabriel Orozco González.