El espiritismo de cordón en Manzanillo. Esbozo para una historia.

Resumen: Esbozo sobre la historia y características del espiritismo en Manzanillo, donde se ofrecen algunos elementos sobre la aparición de esta creencia, su llegada a Cuba y otros elementos contentivos a esta forma ideorreligiosa netamente cubana.

Por: Delio G. Orozco González

Así definía Allan Kardec, codificador de la doctrina, la práctica espírita: «El Espiritismo es la ciencia que trata  de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus, y de sus relaciones con el mundo corporal»(1); sin embargo, para llegar a tal postulación, primero fue necesario la aparición de los primeros fenómenos que dieron origen a la misma en los Estados Unidos. En 1847, en Hydesville, cerca de Nueva York, en la casa de la familia de John Fox, padre de familia y ferviente metodista, se dieron los primeros acontecimientos que, como reguero de pólvora, se expandieron por la gran urbe del Hudson; luego, el 14 de noviembre de 1849, en el “Corinthian Hall” de Manchester, se organizó la primera gran reunión pública para comunicarse con las ánimas, fecha esta que marcó el principio del movimiento espiritista.(2) Más tarde, los sucesos atravesaron el Atlántico y llegaron a Europa donde fueron estructurados conceptual y teóricamente para convertirse en doctrina, la cual, expandida por Francia, Inglaterra y la misma España, retornó a la América hipano-lusitana, aunque no es menos cierto que desde Norteamérica también llegó la influencia del nuevo movimiento a la América Latina.

Desde una perspectiva ética y moral el espiritismo «[…] es esencialmente cristiano, porque lo que enseña, no es más que el desarrollo y la aplicación de la de Cristo […]»(3); sin embargo, […] la moral kardecista a veces se aleja de la moral defendida por las iglesias, y en particular por la Iglesia católica. La moral de Kardec se sitúa en la vía trazada por Jesucristo en sus enseñanzas y por su ejemplo. Vía que, según Kardec, fue seguida por las sectas de los primeros cristianos, pero «desnaturalizada por los Padres de la Iglesia» en el concilio de Nicea, cuando el cristianismo se confundió con el Imperio romano y pretendió asociar los intereses del César y los intereses de Dios.(4)

Otro elemento vinculado a los orígenes de la práctica y que marcaría sin dubitación alguna la creencia en Cuba y la procedencia de sus militantes, fue que: «[…] la mayoría de las logias masónicas de la época se dirigían hacia el ocultismo y había en ellas muchos espiritistas. Fue precisamente la tendencia de los círculos espiritistas a mezclarse e, incluso a confundirse con las logias masónicas, lo que atrajo la atención y más tarde la hostilidad de los obispos hacia el kardecismo. La francmasonería, a pesar del teosofismo de muchos de sus miembros, asociaba entonces las ideas democráticas de Libertad, Igualdad y Fraternidad a unas formas de anticlericalismos a menudo severos. Sin embargo, sería dar una idea falsa del espiritismo del siglo XIX presentado como sucedáneo de la francmasonería. Todo lo que puede decirse con objetividad es que había espiritistas kardecistas que eran también masones.»(5)

Juan Luis Martín, en su Ecué, Changó y Yemayá, señala que el espiritismo es importado a Cuba en 1856, afirmación aceptada por Armando Andrés Bermúdez cuando afirma: «Es lógico aceptar que en esta fecha existieran ya grupos espíritas, pues desde 1846 se dieron a conocer, en los Estados Unidos las hermanas FOX, reconocidas como las primeras mediums, ya en 1852, estas creencias comenzaban a invadir a Europa. El espiritismo llegó a Cuba vía Estados Unidos. Los libros de Allan Kadrec se difundiereon rápidamente a pesar de las prohibiciones existentes.»(6)

Las aportaciones hechas a la creencia en Cuba, en virtud del magnífico proceso de mestizaje y las condiciones particulares de vida de los creyentes, permitirían definir variantes en la práctica; las cuales, con alguna que otra diferencia no sustancial son las siguientes:

Espiritismo de mesa o científico: sigue en lo fundamental las creencias difundidas por Allan Kardec. Sus adeptos no se consideran ritualistas, pues su práctica consiste en un grupo de creyentes que se sientan alrededor de una mesa y después de hacer determinadas invocaciones, caen en trance.

Espiritismo de caridad: es similar al anterior en cuanto a las creencias que ha adoptado, pero en su práctica se realiza un ritual llamado despojo o santiguación mediante el cual pretende conceder la caridad o beneficio al que lo solicita, generalmente por alguna enfermedad.

El espiritismo cruzado (cruzao, es la expresión popular): presenta elementos e influencias de las religiones afroides. Esta mezcla o cruce puede presentarse en variadas formas. La predominante es la que aparece amalgamada con elementos de la religión africana de ascendencia bantú (congos).

El espiritismo de cordón: se caracteriza fundamentalmente por su riqueza en cantos y movimientos danzarios que realiza un cordón de médiums y en sincretismo con el catolicismo.(7)

Es justamente esta última variante del espiritismo; o sea, el de cordón, la que podemos caracterizar como genuinamente cubana.  Eclosionada en esta zona del país en virtud de ejemplares procesos de mixtura cultural y profundos desajustes estructurales, se ha incrustado como ninguna otra en el identitario religioso de la zona y logrado persistir de manera peculiar, pues, las variables formativas, el momento de su aparición, los practicantes y la forma de diseminarse, han estado vinculados al concepto nuclear de la cultura cubana: la lucha constante por la libertad y la independencia, ora individual, ora colectiva. No deja de ser llamativo que haya sido en esta zona, donde la esclavitud no resultó ser horcón económico, donde el elemento negro no constituyó nunca mayoría y la heredad aborigen se sintió con fuerza hasta el siglo XIX, el lugar donde floreció esta práctica que si bien, como todo proceso cultural es resultado de magnífica osmosis creadora de distintos afluentes, sus rasgos distintivos resultan claramente diferenciables de las religiones de origen africano. Por otro lado, las observaciones racionalistas de Enrique José Varona sobre el «[…] contagio nervioso […] y las epidemias espirituales que aparecieron […] en Cuba, en los territorios más castigados por la insurrección […]»(8)  que «[…] nos colocan en excelentes condiciones para aceptar cualquier todo género de consuelos»(9), nos ayudan también a comprender el por qué en esta región y no en otra se produce esta brotación.

Teniendo en cuenta los elementos anteriores, y escudriñando con mayor detenimiento la evolución humana de la curvatura del Guacanayabo como zona originaria de esta práctica, acercamos una hipótesis en forma de tríada que parece ofrecer una respuesta a la interrogante de por qué es esta zona la que acoge el nacimiento del espiritismo de cordón y no otra.

En primer lugar, la presencia y heredad aborigen en esta región resulta evidente, pues, desde la creación del pueblo de indios de San Pablo de Jiguaní, pasando por las compañías de milicias de indios de Bayamo en el siglo XVIII y los registros de defunciones de indios en los archivos parroquiales de Manzanillo a inicios del siglo XIX, resultan elementos de juicio suficientes para rastrear la presencia del imaginario y legado aborigen en los habitantes de la región que va más allá de una toponimia Aruaca exuberante; no es casual que el escarmiento y ademán heroico de Hatuey de negarse a ir al cielo haya sido después inmortalizado en la leyenda separatista de la «Luz de Yara» y sean los espíritus indios los que ocupen el segundo lugar -después de los africanos-, como seres guías entre los practicantes de la fe actualmente en Manzanillo.(10)

Sobre este tema, los investigadores José Antonio García Molina, María Garrido Mazorra y Daisy Fariñas Gutiérrez han apuntado:

Por nuestra parte consideramos que el espiritismo de cordón actual, o mejor, la ceremonia de canto y danza de esta variante del espiritismo en Cuba, si es el resultado sincrético de la herencia cultural indígena con el espiritismo kardeciano; y que el cordonero no «surgió como procedimiento de comunicación con los espíritus», como dijera Ortiz, sino que existía antes, desde siglo atrás, en su forma de areíto indígena, como mostramos al aportar información sobre el carácter indígena de la masa campesina gramense.(11)

Ahora bien, establecido el precedente anterior, damos paso a la explanación del modo en que la teoría espírita llega a estos lares. Desde antes del inicio de la Guerra Grande, Manzanillo, a través de la compañía de buques Menéndez, sostenía un intenso tráfico marítimo, por ende humano y cultural, con la ciudad de Cienfuegos, urbe fundada en 1819 por franceses –no se desestime este hecho-, y sitio desde la cual llegaría también otra magnífica tradición: la música de órganos; así pues, del mismo modo en que arriba a Manzanillo esta impronta musical llega la teoría espírita en forma de devocionarios y/o experiencia vivencial en la mentalidad de capitanes de buques, contramaestres, marineros o simple viajeros que por diversas razones hacían de esta ruta acto cotidiano. No se olvide que fue justamente un contramaestre de esta línea, el que le comentó a Santiago Fornaris la existencia de unos pequeños organillos en Palmira, utilizados para amenizar las fiestas celebradas en predios cienfuegueros.

Cerrando de modo magistral esta tríada está la guerra que, como Leviatán formidable destruye estructuras humanas y permite el anudamiento de las dos anteriores variables al crear la necesidad impostergable de comunicarse con los seres queridos, amigos o compañeros de armas caídos en la lid recién iniciada; en tanto, imposible resulta acercarse a la religión católica que tilda de herética la creencia y para remache de cadenas, es la fe de los que con mano de hierro han conducido los destinos del país y ahora invocan la bendición de su Dios para vencer y el perdón para matar.

En torno al presupuesto antes explicitado, Armando Andrés Bermúdez en su indispensable estudio señala:

También el espiritismo atacaba los principios dogmáticos de la misma Iglesia que bendecía a los soldados de Valmaceda.

Debemos aclarar que esto fue solamente un cauce que tomó el espiritismo en sus inicios y no lo plantemos aquí como factor determinante para los movimientos de liberación en Cuba. Los centros -nombre con que se conoce el lugar destinado a la práctica del espiritismo-. No eran en general lugares de actividades subversivas, sino que ejercitar el culto espírita era considerado como ir en contra de los rígidos moldes de la Iglesia Católica e indirectamente contra el régimen colonial y ello bastaba para ser conceptuado como persona de ideas avanzadas, progresistas o liberales, además de proporcionar una satisfacción personal que se tenía por intelectual. Tampoco quiere esto decir que los espiritistas repudiaron todo lo que constituía el culto católico. El paso de elementos del catolicismo a las religiones populares en Cuba es una constante de nuestra cultura.(12)

No obstante, no pasa inadvertido en este sentido, el hecho de que durante los años de la guerra, los cubanos emigrados solían tener sesiones donde invocaban los espíritus de distinguidas personalidades cubanas -ya fallecidas-, para solicitar sus consejos en torno al estado que vivía el país. Interesante, por profética, es esta comunicación con el espíritu de Gaspar Betancourt Cisneros:

¡Dignos y desgraciados cubanos, el triunfo brillará para nosotros, tanto más dulce cuanto más llorado…Pero también debo decir que no deben los cubanos, ni por un momento, contar con los americanos para que les ayuden, rasa (sic) degradada hasta cierto punto y que sólo ve su bien y no el bien de un país que lo necesita. Ellos se gozan en lo que pasa en Cuba, pues dicen que Cuba por su posición geográfica pertenece a los Estados Unidos, pero ¡egoístas! no quieren ayudar a Cuba con una gota de sangre ni con un poco de greenbacks. Todo lo dejan al tiempo y que Cuba se arruine y que las familias jiman (sic) desamparadas, y la sangre de los patriotas corra a torrentes, ¿qué importancia tiene eso, si ellos al fin, sin trabajo obtendrán lo que tanto desean? Ellos no harán jamás nada por ustedes, pues dicen que no los reconocen por no tener puertos de mar, y ¿dónde está ese puerto de unión entre los hombres que se llama Caridad? Para ellos es desconocido, para ellos no existe esa dulce y grata satisfacción de hacer bien a los desgraciados; y como entre ellos no existen tampoco los lazos de familia, no piensan que en ese rincón del globo que se llama Cuba se han derramado tantas lágrimas por la libertad.(13)

Las autoridades eclesiásticas, por su parte, pasaron a la ofensiva y el clero habanero dictó una Instrucción Pastoral que entre sus extremos reconocía un poder sobrenatural al espiritismo basado «[…] en el infierno, Satanás y sus ángeles», en esta Instrucción es evidente la alarma por el auge de una creencia exportada por un país en que predomina el liberalismo y califica a la doctrina espírita y sus prácticas como una profanación de la obra divina y un insulto grosero al buen cristiano.(14)

En los años del Reposo Turbulento la práctica espirita gana espacio, se multiplica y organiza. Al primer Congreso Espiritista celebrado en Barcelona (1888), asisten 3 cubanos(15) y en el oriente del país, producto de los sucesos de Tacajó(16) y las prevenciones del Gobernador Provincial que creía firmemente en que la propaganda espiritista favorecía «[…] fines políticos muy contrarios a los intereses nacionales […]»(17), ofreciendo como prueba la «[…] nueva secta que apareció en Guantánamo cuyo Jefe o patrocinador fue el pardo Cuntino Jay, titulado Dios y la morena Dolores Aranguez titulada la Virgen, [donde] se reconocía a Maceo como el Dios o el Mesías […]»(18), se inició una investigación y tomó la medida de «reprimir y estirpar la doctrina espiritista» prohibiendo absolutamente las reuniones espiritistas, actitud suavizada más tarde cuando para poder reunirse era necesario la obtención de permiso por la autoridad competente y la inmediata inspección, so pena de severas multas.(19) Es en este entorno, en que aparece la respuesta de las autoridades manzanilleras haciéndole saber al Gobernador Provincial, haber recibido las disposiciones dictadas por ese gobierno a las cuales «[…] se les dará el más exacto cumplimiento»(20), y de cuya lectura se desprende la existencia y práctica de la doctrina en la región.

El siglo XX marcaría la consolidación definitiva de la práctica espiritista en Cuba y el reconocimiento en la continuidad de sus aportes al identitario cubano. Los críticos años veinte, donde el resurgir de la conciencia nacional es un hecho por la ruptura con la frustración republicana de las primeras décadas y el cuajo de nuevos proyectos emancipatorios, tendrán también la impronta de la práctica espírita que, diseminándose por toda la isla y no sólo entre sectores humildes, preocupará enormemente a la religión católica porque minaba su estatus privilegiado y de hecho resultaba, por el momento de su aparición (los años de la gesta independentista), sus militantes (cubanos separatistas) y el modo de difundirse (entre las capas más humildes), un agregado más de los variados signos distintivos de la cultura cubana: lucha, libre pensamiento, base popular.

Con el inicio de la publicación en 1922 del periódico Timoteo, los espiritistas manzanilleros tendrían -aunque no oficialmente-, un medio de propaganda, pues, la militancia espírita de su propietario Tirso Castillo abría esta posibilidad; por ejemplo, el 28 de mayo se anunciaba la venida a la ciudad de Julio Galvés Otero quien era publicista, orador e ilustre propagandista de la doctrina espiritista y en la edición del 22 de junio del mismo año 1922, con el título «Sesión Espiritista», inició el rotativo «[…] la publicación de ¿QUÉ ES EL ESPIRITISMO?, magnífica obra del sabio Allan Kardec», y continuaba el periódico,  «Con el fin de que las personas amantes de esta ciencia, puedan encuadernar la obra, la publicamos en forma de folletín dando dos páginas foliadas en cada número».(21)

El crecimiento de los espiritistas en la ciudad posibilitó la asociación de los mismos, por eso, el 28 de junio de 1925 se fundó la Sociedad Espírita de Socorros Mutuos «Unión de Todos» con el «[…] objeto de proporcionarle a sus asociados en casos de enfermedad, médicos, medicinas, y dietas en la forma y casos que procedan; así como gastos de velorio y funerales».(22) Según el reglamento, todos los presidentes de los Centros o Sociedades Espiritistas serían considerados como vocales ante la Junta Directiva, bajo esta consideración formaron parte de la primera directiva, por derecho propio, al ser directores de centros, 20 personas: Rafael Céspedes, José Rivero, Agustín Martín Veloz, Eugenio Cordovés, Teodoro Franco, Bruno Castellanos, Antonio Segura, Bienvenido Veloz, José Antonio Lotti, Santiago Márquez, Manuel Tornés, Manuel Solis, Luis Pernía Collante, Urbano Mejías, José López Meriño, Nicolás Márquez, Tirso Castillo, Benigno Tamayo y Pantaleón Cedeño. El número de fundadores alcanzó la cifra de 106.(23)

La actividad de los espiritistas manzanilleros fue in crescendo, no sólo en la difusión y propagación de la doctrina, sino, en la acción práctica, dando coherencia así al magnífico verso del devocionario de las oraciones escogidas de Kardec que reza: «La fe, sin las obras no es la fe». En septiembre de 1926, la Sociedad Espírita de la ciudad preparó un Festival de Caridad para, durante los días 10, 11 y 12 de octubre, recolectar fondos con el objeto de fundar un asilo para niños y ancianos, siendo lo más llamativo del suceso que fueron las mujeres las iniciadoras de la movilización, quienes, crearon la primera Directiva con el objeto antes expresado.(24)  Escasamente dos años después se habían recaudado 20,000 y construido los primeros cuatro edificios destinados a administración, comedor, dormitorios, cocina y escuela, pero la crisis de los años 30 paró la continuación de la obra. En 1942 se intensificaron gestiones, ahora cerca de la alta dirección del Ejército de Salvación, la cual asumió todas las responsabilidades que se derivaron de la inmediata apertura y funcionamiento del Asilo Manzanillo el día 20 de mayo de 1942 con el ingreso de siete niños de ambos sexos, todo ello gracias al tesonero esfuerzo de un grupo de mujeres pertenecientes a la Sociedad Benéfica Espiritista; más tarde, en enero de 1944, y por cuestiones estratégicas, el asilo se convirtió en Instituto del Niño Pobre.(25)

La amplitud de la práctica del espiritismo de cordón fue tal en esta década, que a los intelectuales de vanguardia manzanilleros les resultó imposible no tratar el tema. En un libro costumbrista de fina ironía, Manuel Navarro Luna se explaya, en carta a Epifanio Sánchez Quesada -postrado en esos momentos por severa artritis-, sobre cual debía ser la conducta terapéutica a seguir por este último respecto a su enfermedad y de paso describe, con genial sutileza, las características de la práctica cordonera:

¿Qué persona consciente de si misma, que conozca todo lo mal que siempre ha andado la medicina y que no ignore los adelantos, en realidad maravillosos e infinitos, de la Ciencia Espírita, es capaz de ponerse en manos de ellos?… En Manzanillo, así como en la mayor parte de los pueblos de Oriente, a los médicos se les ha relegado a un segundo término […] La gente pobre, como la gente rica; la gente blanca como la gente de color; la gente ilustre como la gente sin ningún brillo, solo agarran a los médicos cuando una circunstancia premiosa, irremediable, así lo exige. Por ejemplo: para que expidan un certificado de defunción […] Los verdaderos consultorios médicos […] están en los Centros Espirititas.(26)

Graciosamente refiere el poeta una sesión celebrada en el Centro «San Hilarión», donde una médium, con espíritu incorporado, ofendió a los asistentes llamándoles «canallas», «desvergonzados» y «granujas», situación esta que provocó la suspensión de la reunión. Señala Navarro que muchas personas asisten a las sesiones y que el canto es parte indispensable del ritual. Por las oraciones que se decían es fácil colegir que los libros de oraciones eran los de Allan Kadec: Credo, Oración de todos los días, Alabanza a Dios, Ángeles Guardianes y Oración de los médiums, por supuesto, también se rezaba el Padrenuestro.(27)

Dos hechos significativos para la práctica espiritista regional acontecen en Manzanillo durante el año 1933. El primero, la fundación del quincenario espiritista Psiquis Moderna, y el segundo, la creación del templo espiritista fundado por el francés Juan Bautista Lavié Pere. Lo primero resulta continuación de un empeño no cristalizado, el folleto Pro Lirios del Porvenir pretendía estimular la lectura de la revista espiritista Lirios del Porvenir, pero como variadas circunstancias impidieron llevar a cabo la segunda edición del mismo, sus iniciadores decidieron publicar el quincenario cuyo objetivo no era, declaraban los fundadores, «[…] asunto de negociación o comercialismo de la obra espírita, sino que atraídos por la inspiración de seres del espacio que nos vienen a ayudar con sus consejos se nos ha hecho necesario llevar a efecto la publicación del mismo con el fin de ayudar a los adeptos a nuestra doctrina con nuestros consejos a adquirir los sabios conocimientos de la misma.»(28)

Por otro lado, el templo y la práctica fundados por Lavié serían -actualmente lo son-, muestra de una práctica espírita mucho más refinada, tal vez más cercana al espiritualismo y con proximidades al catolicismo (presencia de abundante iconografía y novenas), y aunque el contacto con los espíritus se realiza, su presencia entre los encarnados no es solicitada generalmente para la cura de enfermedades corporales o mentales o para la resolución de problemas materiales, en tanto, estos son dejados esencialmente a la oración y al vínculo íntimo con el Creador, sino, para el consejo y la prédica moral basada esencialmente en el ejemplo del Cristo y los primeros mártires del cristianismo. El cordón, ritual básico de las sesiones, no se realiza como en la mayoría de los templos y casa templos; o sea, tomados de las manos y danzando los médiums rítmicamente alrededor de la cruz de martillo, sino, que en dos filas, una de hombres y otra de mujeres, todos los fieles, incluidos los niños, van marchando al compás de una transmisión, que entonada por los cabeceros es respondida por el coro, y, cuyo ritmo varia de acuerdo al compás melódico.

En 1944, el Canciller del Arzobispado de Santiago de Cuba envía un cuestionario al cura párroco de Manzanillo, quien, dando respuesta a  la pregunta 18 que rezaba: «¿qué opinión tiene Ud. acerca de la importancia y peligros de la propaganda protestante de la fé católica en esa Parroquia? ¿Ha hechos muchos progresos?», respondió: «Opino que el peligro protestante es de inmensas proporciones en Cuba. En esta parroquia de Manzanillo tal vez el espiritismo sea más peligroso que el protestantismo […]».(29)

Iniciando el tercer milenio, la práctica espírita en la ciudad mantiene vitalidad, y aunque la apertura religiosa y por ende, la penetración y/o solidificación de otras creencias y religiones ha aumentado, la preeminencia la sigue ostentando la doctrina codificada por Kardec y su variante cordonera, así lo confirman los cerca de 40 templos, casa templos y lugares donde se ofrecen caridad e instrucción, por otro lado, no deja de ser llamativo que sea el busto de Emelina Alarcón Alba, una reconocida espiritista de la ciudad, develado en enero del 2005, el único que orla una tumba en la Necrópolis Municipal, mientras el panteón de Los Apostolados -así se nombra la sociedad espírita fundada por Juan Bautista Lavié-, resulta ser el más alto en dicho campo santo que, rematado por una cruz, se eleva al azul infinito.

Citas y Notas.

1.-Allan Kardec. ¿Qué es el espiritismo?. Casa Editorial de Carbonell y Estena, Barcelona, 1905, p. VI.
2.-Jacques Lantier. El espiritismo. Ediciones Martínez Roca, S.A, España, 1976, pp. 40-43.
3.-Allan Kardec. Ob. Cit, p. XV.
4.-Jacques Lantier. Ob. Cit, p. 50.
5.-Ibid. p. 68.
6.-Armando Andrés Bermúdez. «Notas para la Historia del Espiritismo en Cuba». En: Revista Etnología y Folklore, julio-diciembre de 1967, No. 4, pp. 5-22.
7.-Idem. En cuanto a ritualística, se debe señalar que la variante del espiritismo de caridad tiene mucho más vínculos con el de mesa que con el de cordón, mientras el «cruzao» incorpora de forma específica el cordón como expresión ritual fundamental.
8.-Loc. Cit, 6.
9.-Idem.
10.-Encuesta realizada en el año 2000 a 100 practicantes de la fe espírita en Manzanillo.
11.-José Antonio García Molina, María Garrido Mazorra y Daisy Fariñas Gutiérrez. Huellas vivas del Indocubano. Lugus Libros Latin american Inc, Canadá, 1998, p. 158.
12.-Loc. Cit, 6.
13.-Idem.
14.-Idem.
15.-Aníbal Argüelles Mederos e Ileana Hodge Limonta. Los llamados cultos sincréticos y el espiritismo. Editorial Academia, La Habana, 1991, p. 177.
16.-En 1886 y como resultado de la enajenación mental de un hombre, en una sesión espiritista se produjo un muerto y varios heridos.
17.-AHPSC. Fondo: Gobierno Provincial, Legajo: 576, Expediente: 2, Folio 10.
18.-Ibid, folio 27-29.
19.-Ibid, folio 34.
20.-Ibid, folio 39.
21.-AHMM. Timoteo, 22 de junio de 1922, No. 4, p. 1.
22.-Reglamento o Estatutos de la Sociedad Espírita de Socorros Mutuos «Unión de Todos». Imprenta Timoteo, Manzanillo, 1925.
23.-Idem.
24.-AHMM. Timoteo, domingo 12 de septiembre de 1926.
25.-AHMM. Modesto Tirado Avilés. Efemérides de Manzanillo. Inédito, p. 466.
26.-Manuel Navarro Luna. Cartas de la Ciénaga. Editorial Hermes, La Habana, 1930.
27.-Idem.
28.-AHMM. Psiquis Moderna, 15 de noviembre de 1933.
29.-El subrayado es nuestro. Carta del párroco de Manzanillo Fr. Joaquín Murguzur, al Canciller del Arzobispado de Santiago de Cuba, respondiendo cuestionario. 9 de junio de 1944.

Tomado de: Enciclopedia Manzanillo.