Los días 10, 11, 12 y 13 de octubre de 1868 a través de un parte militar cubano.

Resumen: Una visión de los hechos vinculados al parteaguas de la historia de Cuba empleando la fuente documental más confiable, hasta el momento conocida, sobre los acontecimientos en Demajagua.

Por: Delio G. Orozco González.
Historiador.

El parte rendido por Bartolomé de Jesús Masó Márquez, segundo jefe del naciente Ejército Libertador el 13 de octubre de 1868 en pleno corazón de la Sierra Maestra a Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, es el documento más atendible de todos cuantos se conocen en torno a los acontecimientos previos al alzamiento, los hechos verificados el 10 de octubre en el ingenio Demajagua y el bautismo de fuego de ese mismo ejército el domingo 11 en el poblado y partido de Yara, perteneciente en ese entonces a la jurisdicción de Manzanillo.

La fiabilidad del documento viene dada por la fecha de su confección y la ubicación de su redactor en el maremágnum de los acontecimientos; quien, al estar en el centro de los sucesos, no solo tenía una visión de conjunto; sino, acceso a información desconocida o adquirida de forma fragmentada por otros implicados en la conspiración. Por ejemplo, en la reunión celebrada el martes 6 en el ingenio El Rosario, última de las reuniones conspirativas donde se declara la guerra a España y nombra un jefe con plenas facultades para dirigir la contienda, la mesa estuvo presidida por Céspedes y fungieron como vocales el redactor del parte y el dueño del ingenio, quien además actuó como secretario(1). Este hecho explica por qué el Acta del encuentro -antesala del Manifiesto del 10 de Octubre-, está firmado primero por Céspedes, luego por Jaime Santiesteban y en tercer lugar por Bartolomé Masó.

Según Hortensia Pichardo, pionera y cátedra al mismo tiempo de los estudios cespedianos, relata que en 1954 el Archivo Nacional obtiene varios documentos vinculados con la Guerra de Independencia pertenecientes a José Morales de los Ríos, nieto del Mariscal de campo del mismo nombre y apellidos, entre los cuales estaba el parte rendido por Masó; luego, el repositorio cubano lo publica en su Boletín del Archivo Nacional correspondiente al año 1956. Así llegan los cubanos actuales a conocer este documento histórico de valor seminal el cual permite escrutar los detalles de aquellos instantes magníficos que resultan, sin duda alguna, parteaguas de la Historia de Cuba.

Cabe preguntarse ahora, ya puestos en contexto, qué ambrosías históricas nos ofrece esta fuente primaria. Primero, el día y lugar en que inicia la forja armada de la nación cubana: “Adoptada la resolución de llevar a cabo el día 10 del actual el movimiento revolucionario […] se hizo el llamamiento a los patriotas conjurados de la Jurisdicción, para que, desde luego, fueran congregándose con dicho objeto en su ingenio «Demajagua» […]; segundo, la hora, modo y cantidad aproximada de hombres reunidos al momento de declarar la independencia de Cuba: “Como a las diez del día nos encontrábamos congregados en aquel ingenio sobre 500 patriotas; mandados formar por el Gral en Gefe, se dió el El Grito de Independencia! Enarbolándose el Estandarte que lo Simboliza, a cuya sombra prestaron todos el juramento solemne de vencer ó morir antes que volver a ver hollado el suelo de la Patria por ninguna de las tiranías”; tercero, la emancipación de los esclavos por parte de todos los amos de hombres que allí estaban: “El Gral en Gefe, reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que le rodeabamos.”; cuarto, la primera acción de armas planeada desde la última reunión y las causas que obligan a los patriotas a desistir de su empeño: “Acto contínuo se pasó revista al armamento: circunstancias que no son del caso enunciar, hicieron que este resultara menos numeroso de lo que se esperaba; y así por esta causa como por no ser ya posible la sorpresa, se resolvió en consejo desistir del asalto combinado sobre Manzanillo en el antedicho ingenio El Rosario en la noche del 6 […]”, -este hecho explana porqué Céspedes había compuesto el día 4 «La Marcha de Manzanillo»-; quinto, la espera en el ingenio todo el día 10 y las acciones posteriores: “[…] permanecer el resto del día donde nos hallábamos, para observar los movimientos del enemigo; hacernos fuertes, si por el contrario nos atacaba, y marchar al día siguiente para Naguas, cuyo punto se había hecho reconocer con bastante antelación para establecer en él nuestro cuartel general y dirigir desde allí las operaciones.”

La lectura del documento refleja que todo lo acontecido el día 10 se verifica en el ingenio Demajagua, propiedad de Carlos Manuel de Céspedes; por tanto, desde un punto de vista estrictamente histórico y si se quiere igualar -pretensión legítima por cierto-, el Grito de Independencia Cubano con sus pares de México (Grito de Dolores) y de Puerto Rico (Grito de Lares), lo correcto es llamarlo «Grito de la Demajagua» o «Grito de La Demajagua», porque en cuestiones esenciales el contenido lo es todo y la forma nada y una partícula gramatical, en este caso, no es capaz modificar la realidad. En Yara, el día 11 de octubre se produce el bautismo de fuego del Ejército Libertador y la decisión inapelable de los cubanos de ser libres o morir en el intento, aspiración rubricada con una frase de Céspedes: “aún quedamos doce hombres, bastan para hacer la Independencia de Cuba”(2), cuando inmediatamente después de la dispersión, un insurgente -ya amilanado y falto de fe-, cree que todo se ha perdido.

El texto permite al lector seguir las huellas del contingente libertador desde su salida del ingenio, el primer rancho de campaña, la estructuración militar en compañías, la designación de grados militares y la elección por parte de Céspedes de sus ayudantes. Igualmente ofrece la oportunidad de aquilatar el papel cardinal de los dominicanos; quienes, con preparación y conocimientos militares puesto que habían peleado al lado de España en la aventura de incorporar la isla caribeña al agonizante imperio ibérico, aportaron las decisiones tácticas que posibilitaron no solo la toma de Bayamo; sino, el uso del machete y la guerra de guerrillas como elementos marciales de primer orden durante las campañas libertadoras de Cuba.

Tal como denuncia el título del artículo, el parte no solo refiere lo sucedido el día 10; sino, los pormenores de lo acontecido durante los tres días subsiguientes al magnífico instante en que la historia cubana alcanza un antes y un después. Ahora bien, este inicia ofreciendo información sobre cómo se llega a ese momento, cuestión de primer orden porque este será un punto que los adversarios de Céspedes usarán en su contra y es así porque solo ven y proclaman la verdad los que son capaces de ella y, sin negarle a sus oponentes en el campo de la revolución pasión de patria, ninguno como «El Padrazo» para condensar en su persona las angustias y necesidades de un pueblo cuando de un tajo rompió el nudo gordiano de los “peros” y las dilaciones. Céspedes no necesitaba un telegrama para partear un pueblo, estaba decidido a ello y amaba la gloria de los forjadores; por ello, el día 6 de octubre, después de haber conocido por boca de Jaime Santiesteban que Vicente García, Donato Mármol, Francisco Muñoz Rubalcava, Ramón Ortuño, Francisco Varona González y otros “no podían esperar más que hasta el día 14 de aquel mismo mes de octubre”(3), decidió cruzar el Rubicón: lanzarse a la guerra.

Hasta donde conocemos, es Ángel A. Maestre -abanderado del contingente libertador-, el primero en señalar en un artículo publicado en el periódico Patria el 10 de octubre 1894, que un telegrama del Capitán General Lersundi, cursado a Julián Udaeta -Teniente Gobernador de Bayamo- el día 9 de octubre donde ordenaba la prisión de Céspedes y demás conspiradores e interceptado por Ismael de Céspedes -telegrafista y primo de El Padrazo- quien hizo saber al Iniciador los particulares de su aprehensión, fue la razón por la cual se adelantó el alzamiento para ese mismo día 9; sin embargo, en su relato no señala cual había sido la fecha acordada para efectuar el pronunciamiento, resultando altamente llamativa la afirmación de que a las 6 de la mañana del día posterior a la reunión de El Rosario -encuentro que ubica erróneamente en la noche del 7 y madrugada del 8-, “[…] se dio la orden para efectuar el movimiento, y á las 8 de la misma vino la contra-orden […]” La otra fuente, secundaria también pero más tardía en el tiempo (1903), es un artículo publicado en el rotativo El Mundo y viene de la mano de Ismael de Céspedes, titulado: “El telegrama de Lersundi”, en el cual se dice que: “Enterado Francisco Lersundi, de la conspiración tramada en Oriente, telegrafió el día 7 de octubre al gobernador de Bayamo la orden de prisión para los principales conspiradores”(4). Más allá de las inconsistencias evidentes entre ambas versiones, la primera habla del día 9, la segunda del 7; está el hecho bastante improbable de que Lersundi supiera primero que Udaeta lo que acontecía en esta región; por otro lado y más allá de la incapacidad administrativa española, ¿por qué enviarle el telegrama a Udaeta, si Céspedes hacía 16 años estaba residenciado en Manzanillo por disposición  superior española? Son estas hasta el momento, las dos únicas fuentes donde se habla del famoso telegrama, ninguna otra que conozcamos -dígase española o cubana-, cita la existencia de tal mensaje; entonces, a qué se debe su aparición. Es asaz probable que tanto Maestre como Ismael de Céspedes hayan confundido el mensaje que Francisco Fernández de la Reguera, Teniente de Gobernador de Manzanillo, cursó a Udaeta pidiendo refuerzos, petición cumplida por este y de cuya resolución dio cuentas al Capitán General(5) o del enviado por la máxima autoridad colonial después del alzamiento y sucesos en Yara a Udaeta, “[…] reconviniéndole por que se había dejado sorprender por los insurrectos, y encargándole concluyese á todo trance con aquel escándalo […]”(6)

Y sobre el particular precitado, el parte ahora trasuntado parece confirmar que no hubo tal telegrama y si existió, en nada alteró la decisión tomada. Veamos.

La oración inicial: “Adoptada la resolución de llevar a cabo el día 10 del actual el movimiento revolucionario combinado para el 14 en el ingenio «El Rosario«, […]” parece confirmar que en El Rosario se acordó el movimiento combinado para el 14 y que por tanto, la resolución de llevarlo a cabo el día 10 se habría tomado posteriormente; empero, después de la coma, la forma en que está redactado el período: “[…] la noche del seis del mismo a fin de precaverlo, antes de ser iniciado, vista la actitud que demostrase el Gobierno español de un fracaso no difícil […]”, nos parece decir que la resolución de llevar a cabo el movimiento el 10 se tomó “la noche del seis del mismo a fin de precaverlo […]; no obstante, si quedase alguna duda puesto que la redacción no fuese lo suficientemente clara, lo que sigue  no deja margen a dubitación alguna: “[…] y consecuente con la orden de V del G; que me fue comunicada aquella propia noche en mi finca, San José de Blanquizal se hizo el llamamiento a los patriotas conjurados de la Jurisdicción para que, desde luego, fueran congregándose con dicho objeto en su ingenio «Demajagua» […] El hecho de que la orden de V del G. que me fue comunicada aquella misma noche en mi finca (tiene que ser la noche del 6, no puede ser la del 10) hace inútil cualquier réplica: el 6 de octubre de 1868 en el ingenio El Rosario de Jaime Santiesteban, Carlos Manuel de Céspedes, con y entre los manzanilleros, pergeñó el momento más divino de la Historia de Cuba, el día en que los cubanos comenzamos a ser hombres porque decidimos ser libres.

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Copia del parte del pronunciamiento efectuado en «La Demajagua» en Manzanillo, el Diez de Octubre de 1868, y primer encuentro de Yara con las tropas españolas rendido por el que suscribe, en su calidad de Gral Segundo Gefe entonces del Ejército Libertador.

Al General en Gefe del Ejército Libertador C. Carlos Manuel de Céspedes= Cuartel Gral en Naguas el 13 de Octubre de 1868=Gral.=

Adoptada la resolución de llevar a cabo el día 10 del actual el movimiento revolucionario combinado para el 14 en el ingenio «El Rosario», la noche del seis del mismo a fin de precaverlo, antes de ser iniciado, vista la actitud que demostrase el Gobierno español de un fracaso no difícil; y consecuente con la orden de V del G; que me fue comunicada aquella propia noche en mi finca, San José de Blanquizal se hizo el llamamiento a los patriotas conjurados de la Jurisdicción, para que, desde luego, fueran congregándose con dicho objeto en su ingenio «Demajagua»; debiendo esperar yo con los míos en mi citada finca, sus ulteriores órdenes: Allá para las 6 de la mañana del referido día 10 y de su orden, al pasar el correo ordinario que conducía la correspondencia franca de Manzanillo a Bayamo, traté de apresarlo y apoderarme de las valijas; lo que no pudo resultar porque alarmada la población desde la noche antes ya el postillón venía sobre aviso y por demás precavido; en tanto, que, al aproximarse a mi avanzada donde le acechaba penetrando parece mis intenciones, retrocedió, con su caballo tendido a escape, regando paquetes por el camino y alarmando a aquellos vecinos y transeúntes. De pronto tiré del revólver para hacerle fuego, y al ir a dispararle me detuve, ante la reflexión del crimen que sin fruto ostensible para nuestra causa iba a cometer, sacrificándose sobre todo una víctima que me había dado la espalda. Hícelo perseguir, sin embargo, por dos hombres montados; y como a los pocos minutos regresaron estos manifestándome haberle dejado ya en la Capitanía del Partido distante solo, poco más de 2 kms de Manzanillo, y otros tantos de mi citada finca, di la orden de montar y ya puesto en marcha con una descubierta y al mando del C José Rafael Masó, se me incorporó el C Juan Hall, con los suyos, llegando ambos a la Demajagua con más de 200 hombres. Como a las diez del día nos encontrábamos congregados en aquel ingenio sobre 500 patriotas; mandados formar por el Gral en Gefe, se dió el El Grito de Independencia! Enarbolándose el Estandarte que lo Simboliza, a cuya sombra prestaron todos el juramento solemne de vencer ó morir antes que volver a ver hollado el suelo de la Patria por ninguna de las tiranías. El Gral en Gefe, reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que le rodeabamos. Acto contínuo se pasó revista al armamento: circunstancias que no son del caso enunciar, hicieron que este resultara menos numeroso de lo que se esperaba; y así por esta causa como por no ser ya posible la sorpresa, se resolvió en consejo desistir del asalto combinado sobre Manzanillo en el antedicho ingenio El Rosario en la noche del 6, permanecer el resto del día donde nos hallábamos, para observar los movimientos del enemigo; hacernos fuertes, si por el contrario nos atacaba, y marchar al día siguiente para Naguas, cuyo punto se había hecho reconocer con bastante antelación para establecer en él nuestro cuartel general y dirigir desde allí las operaciones. Desde luego se robustecieron las guardias avanzadas de aquel campamento, acuartelándose el grueso de la fuerza, municionados los tiradores y preparados todos para cualquier eventualidad.

Transcurrió aquel día sin que ocurriese otra cosa de particular que la salida de algunos correos conductores de las diferentes órdenes giradas para toda la jurisdicción, y la entrada de nuevas partidas de patriotas, que por la distancia no habían podido concurrir antes; debiendo advertir que por los primeros fueron conducidos varios prisioneros entre los cuales se contaban los españoles Don Victorino Alvarez y Don Pedro Albailer, comerciantes de Bayamo, que se dirigían a la capital por la vía de Manzanillo, conduciendo ambos respetables cantidades de dinero en oro y libros para sus respectivas transacciones.

En la madrugada del once (11) recogidas las avanzadas y formada la columna en un número de unos 650 hombres después de una arenga del Gral en Gefe que contestaron con entusiastas y estrepitosos vitores a Cuba a la independencia y la libertad, con otros tantos mueras al gobierno español; y ardiendo todos en el deseo de medir sus armas con los contrarios; se emprendió la marcha con dirección al punto convenido, haciendo el primer alto al amanecer en el ingenio San Francisco, de la propiedad del señor José L Ramírez y Hermanos. Allí en presencia de la dotación mandada a formar al efecto: se repitieron los mismos victores; y exhortados aquellos desgraciados para que se dispusiesen a ser libres, como manifestasen deseos de seguirnos, se les ofreció utilizar más tarde sus servicios. El Administrador señor Fco Javier Calvar, puso a nuestra disposición las pocas armas pertenecientes a la finca y al mismo se le dejaron encomendados y en plena libertad a los dos prisioneros españoles referidos para que en la tarde los acompañase o permitiese pasar a la población, llevando ambos una copia de nuestro programa, y cada cual sus mencionados intereses; los que como sus personas les fueron igualmente respetados. Al cabo de una hora continuamos marcha, tocando en la Caridad de Caymari, como a las ocho y de 9 y media a diez del día hicimos alto en la hacienda “Palmas-Altas”; donde se dispuso a almorzar. Antes de apearse en aquella sabana se organizó la fuerza por orden de compañías; nombrándose sus jefes y subalternos, e hicieronse otros nombramientos: el que rinde este parte fue nombrado General Segundo Gefe del Ejército, cuyo nombramiento aceptó condicionalmente hasta que se nos reuniese otro patriota que poseyendo algunos conocimientos militares debiera sustituirlo; los CC Manuel Calvar, Juan Hall, Manuel Socarrás e Isaías Masó ayudantes del Gral en Gefe; todos pasaron desde luego a ocupar sus puestos ofreciendo desempeñarlos con dignidad.

Terminado el almuerzo, como a las 2 de la tarde volvímos a emprender la marcha. Al tomar el camino real se avistaron unos guardias municipales, quiénes perseguidos por una partida huyeron despavoridos. En la sabana de Don Pedro se descubrió un correo procedente de Bayamo; se le capturó y tomó la correspondencia informándonos de que de la misma ciudad venía una tropa española a reforzar la guarnición de Manzanillo; resolviéndose tomar posiciones convenientes para atacarla, más como de pronto se presentose una tempestad, tuvimos que desistir del propósito y continuamos. Al rebasar de dicha sabana dimos con un tren de 10 ó 12 carretas cargadas de tabaco, perteneciente a la casa de comercio Cardona, Feliu y Compañía de Manzanillo, permitíoseles el paso, sin tocar su contenido. En la sabana de Coboa descargó la tempestad, mojándonos el parque y las armas; sin embargo avanzamos sobre Yara, llegando a aquel pueblo de la Jurisdicción de Manzanillo ya con el crepúsculo: nos detuvimos frente a la entrada de Coboa; formados en columna desplegose la bandera y dieron entusiastas y estrepitosos vivas. Dos individuos salieron a avisarnos de parte del Capitán accidental, que era cubano, pués el propietario se hallaba en Manzanillo, que podíamos entrar sin cuidado. Al cabo de dos o tres cuartos de hora salió otro enviado por la misma autoridad a decirnos que acababa de llegar un destacamento enemigo de infantería y caballería por la entrada de Bayamo, ignorando el número. Mas ya nuestra fuerza distribuida por compañías se había mandado colocar en tres de las entradas principales del pueblo, ocupando la otra el resto que nos quedaba al Gral en Gefe y a mí, para entrar simultáneamente, dada la señal por nuestra cuenta y reunirnos en la plaza, esperando no tener para ello inconveniente alguno y ser bien recibidos por aquellos habitantes.=Esa evolución se ejecutó en medio de la más espantosa lobreguez de la noche, que ya no había sorprendido y se presentaba lluviosa: el enemigo que logró penetrar sin ser apercibido por los nuestros, a quienes no hubo tiempo para prevenirlos, se alineaba en dos establecimientos que se hallan situados en el ángulo N de la plaza, y al avanzar las fuerzas al mando de el CC Juan Hall, José Rafael Masó y Emiliano García; viéndose los dos primeros envueltos entre aquel que los recibió una ruda descarga, sorprendidos del encuentro inesperado, pero sin vacilar contestaronle esta con algunos tiros y se trabó el combate: seguidamente avanzaron los que mandaba García, Calvar y la nuestra, reuniéndonos instantáneamente con los primeros en la plaza de donde parado el fuego nos replegamos hacia una calle a menos de dos cuadras de la misma, dándose el toque de llamada. El Gral en Gefe y el que suscribe, a su vez salieron; el primero a recoger el convoy que por precaución se había hecho colocar en un lugar apartado, y el segundo a recorrer las afueras de la población para hacer entrar a los rezagados: y una vez de regreso allí, reunidos nuevamente todos, excepto seis ú ocho desertores, que ya han vuelto a nuestras filas; a pesar de un refuerzo de cincuenta hombres que en aquel momento nos llegara al mando del C José Rafael Izaguirre Pabón, y del deseo gral de aquellos patriotas, que, aunque mojados, transidos de frío y rendidos de fatiga, pedían a gritos cargar al machete sobre el enemigo, quemando sus atrincheramientos, si era preciso; el Gral en Gefe, oido mi parecer y el de otros gefes, ordenó la retirada, que ni nuestro propósito había sido entrar en el pueblo á viva fuerza, ni la prudencia, en nuestro concepto, pasado aquel encuentro, aconsejaba, otra medida, tomando en consideración; además, así como la conveniencia de llegar cuanto antes á Naguas, que era el punto objetivo de la expedición á fin de reorganizar y descansar; la desventaja de nuestras posiciones, el mal estado de nuestro armamento y porque casi inutilizado por la lluvia alguno; la inconveniencia de la hora, el mal tiempo que continuaba amenazándonos y; por último, que para convencernos del valor e intrepidez de nuestros soldados bastaba con el primer choque, como bastaba para el bautizo de sangre de nuestra bandera, con la derramada por los sicarios de la tiranía= Serían las 12 de la noche que, dado el toque de marcha, arrancamos de aquel pueblo por el SE de la extensa sabana que lo rodea de N.E á SE; y después de haber marchado poco más de medio kilómetro el Gral en Gefe que con sus cuatro ayudantes había ido a retaguardia de la columna a fin de evitar que quedasen rezagados; al volver á allá, se fue deslinzado envuelto por la oscuridad, sin que, sin salir de la sabana y llevando poco más ó menos el mismo rumbo lograra incorporársenos; más después de haber andado alguna distancia, tuvo un feliz encuentro con una partida de ciento cincuenta hombres al mando de los CC Jayme Santiesteban y Luis Marcano, que habiendo salido de Jibacoa aquella tarde en prosicusión nuestra al pasar por el Zarzal, oyeron nuestro fuego y marchaban a reforzarnos. De pronto, como era natural, dada la voz primera de ¡alto! y ¿quién vive? se desconocieron y prepararon las armas; mas repetido ¿quién vive? que se contestaron simultánea y enérgicamente: ¡Cuba-libre: el Gral! se reconocieron y quedaron reunidos; informados aquellos de los ocurrido, proponían ir sobre la columna para que retrocediesemos, y reunidos cargásemos de nuevo sobre el enemigo. El Gral en Gefe aceptaba la proposición en cuanto a ellos; pero no en cuanto á nosotros que ya íbamos en retirada y, como antes se ha dicho, rendidos de fatiga, etc (&); por lo que tuvieron á bien desistir, acordando pasar el resto de la noche en la hacienda “Calambrosio”; marchando desde luego ellos y enviandose al que suscribe prácticos para que condujese la columna a la misma hacienda.=El río Yara lo vadeamos por el paso nombrado de Cabagan, sin haber tenido mas dificultades ni demora que la producida por la estrechez y mal estado de los barrancos, donde había necesariamente que enfilar y hacer pasar una, a una las cabalgaduras, pues casi toda la fuerza viene montada, a escepción de la compañía que denominamos de zapadores, constituida por los antes esclavos del Gral en Gefe y otros: una vez ya afuera en la otra aun más extensa sabana que rodea también ese pueblo de N O a S E, cuya circunferencia es de diez leguas, y que va de trecho en trecho tomando los nombres de diferentes haciendas que están a su frente, entre las cuales se halla la de Calambrosio, de la pertenencia del Estado; concedí permiso a una parte de la fuerza para que pasase al establecimiento del español José Vilá, con objeto de que se proveyese de licor, tabaco y otros efectos; todo lo que fue pagado religiosamente, ofreciéndosele además, garantías de seguridad á aquel comerciante=De dos y media a tres de la madrugada rendimos la marcha en dicha hacienda donde fuimos recibidos con las más entusiastas demostraciones por parte de aquellos compañeros de armas, que nos esperaban ávidos de conocer por todos el efecto de nuestro primer ensayo: en ella permanecimos hasta la tarde de ayer doce, durante cuyo tiempo se nos incorporaron muchos patriotas y se adoptaron algunas determinaciones: el Gral en Gefe C Carlos M de Céspedes fue reconocido con el carácter de Capitán General del Ejército Libertador de Cuba; al Segundo Gefe C Bartolomé Masó Márquez, en virtud de la condición con que aceptara su primer nombramiento, se le aceptó se renuncia e hizo el de Intendente Gral de Ejército y Hacienda, nombrándose en su lugar (de Gral 2º Gefe del Ejército) al C Luis Marcano, al C Jayme Santiesteban Gral Gefe de Estado Mayor Gral. Brigadieres a los ayudantes Juan Hall, Manuel Calvar, Manuel Socarraz e Isaias Masó; ofreciendo todos desempeñar sus respectivos cargos con la dignidad que corresponde= Concluyo, pues, Gral. con la satisfacción más profunda de que no hayamos tenido que lamentar desgracias alguna durante toda la jornada, ni el inesperado encuentro de Yara, en el que acuso esa misma circunstancia y nuestra propia inexperiencia, aparte de otras razones, hubieran podido conducirnos a un desenlace funesto, si causa tan justa como es la causa de la independencia y de la libertad de un pueblo, no debiera ver iniciada y tomar su carácter bajo tan favorables auspicios, siendo sostenida ademas, por patriotas tan abnegados. Nuestras bajas han consistido únicamente en la deserción antes espresada de seis u ocho cobardes ó arrepentidos, y la pérdida de algunos caballos, que en el encuentro al echar pie en tierra los ginetes para sostener el fuego, teniendo que soltarlos huyeron espantados, protegidos por la oscuridad de la noche. Las del enemigo sabemos positivamente que han resultado en un muerto, un herido y dos caballos de la tropa heridos= Con sentimientos de la más alta consideración y respeto= Patria y Libertad= B. Masó Márquez- 2º Gefe.

Nota: Se ha respetado la ortografía original.

Citas y Notas.

1.-Ángel A. Maestre. “Apuntes históricos. Los comienzos de la Revolución”. En: Patria, Nueva York, 10 de 0ctubre de 1894, pp. 1 y 2.
2.-Idem.
3.-Hortensia Pichardo. “Las reuniones preliminares de la guerra de 1868”. En: Dos fechas históricas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989, pp. 26 y 27.
4.-Hortensia Pichardo. “1868. En torno al 10 de octubre”. En: Dos fechas históricas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989, p. 37.
5.-Eladio Aguilera Rojas. Francisco Vicente Aguilera y la Revolución de Cuba de 1868. La Moderna Poesía, La Habana, 1909, p. 27.
6.-Dinosio Novel e Ibáñez. Memoria de los sucesos ocurridos en la insurrección que estalló en la ciudad de Bayamo en octubre de 1868. Imprenta de la Viuda de Puchol, Granada, 1872, p. 19.