El Mayor General Salvador Hernández Ríos.

Resumen: Mayor General del Ejército Libertador de Cuba, Jefe de la Primera División del Segundo Cuerpo del Ejército Libertador en la guerra de 1895 que comprendía todos los territorios del Guacanayabo.

Por: César Hernández Cisneros.

Margarita Ríos, joven de Islas Canarias asentada en Manzanillo contrae matrimonio, a mediados del año 1839, con Antonio Hernández, quien procedente de Camagüey, visitaba frecuentemente la ciudad de Manzanillo debido a su negocio de compraventa de ganado; de dicha unión matrimonial nacen tres hijos: Salvador, Ramón y Jesús, fundándose así la estirpe de los Hernández Ríos a los que desde muy temprana edad se les inculcó el amor a la patria.

Debido a las largas ausencias, por razón de trabajo, de Antonio Hernández del hogar familiar, los hijos del matrimonio fueron llamados los hijos de Margarita Ríos, y por ende, con el tiempo se conocieron como Salvador, Ramón y Jesús Ríos. Salvador Hernández Ríos, nace el 28 de junio de 1840 en la ciudad de Manzanillo, allí creció y pudo darse cuenta de que el pueblo estaba descontento con el modo en que la metrópoli conducía los destinos de la isla y subyugaba a los criollos. En esa época, Manzanillo se había convertido en una de las plazas más importantes de conspiración contra el poderío español. Al estallar la Revolución de 1868 ya había contraído matrimonio con Juana Paz, tenía 28 años.

El joven Hernández Ríos, ya casado, decide instalarse con su esposa en el poblado de Calicito, distante unos pocos kilómetros de Manzanillo, donde se encontraba más cerca de su trabajo de carretero, oficio al que se dedicaba y el cual le proporcionó destreza y habilidad en el manejo del machete. Cuan lejos estaba de sospechar lo útil que le sería tal pericia en el futuro, cuando lo usara en sus heroicas cargas al machete.

El matrimonio procrea cuatro hijos que durante la Guerra de Independencia de 1895, se unen a su padre en la lucha por la libertad, tres de los cuales ostentaron grados en el escalafón militar del Ejercito Libertador: Juan Hernández Paz, Teniente Coronel; Ramón Hernández Paz, Comandante; Salvador Hernández Paz, Sargento Primero; el cuarto hijo, Antonio Hernández Paz, murió en San Luis, Oriente, luchando por la libertad contra la dictadura del General Gerardo Machado.

Teniente Coronel Juan Hernández Paz, hijo de Salvador Hernández Ríos.

Cuando el 10 de octubre de 1868, el abogado bayamés Carlos Manuel de Céspedes -residenciado desde hacía diez y seis años en Manzanillo-, se levanta en armas contra la metrópoli española e inicia la lucha por la independencia de Cuba, haciendo sonar la campana del ingenio Demajagua y dando la libertad a los negros esclavos, Salvador Hernández Ríos, junto a sus hermanos Ramón y Jesús se unen a los insurrectos que ya se habían levantado en armas desde el día 9 de octubre en el poblado de San Miguel de Guá, aportando 50 hombres armados al movimiento insurreccional, dando así inicio a una carrera que duraría 30 años de lucha y sacrificios por la independencia de su patria.

De su actividad en la Guerra de 1868 se sabe muy poco. El 10 de noviembre de 1873 el general Antonio Maceo atacó la plaza de Manzanillo llegando hasta la misma Plaza de Armas, la toma de la ciudad se frustra debido a la falta de municiones y a que el factor sorpresa no se pudo concretar, pues las fuerzas españolas que defendían la ciudad estaban avisadas del ataque que se avecinaba. Al lado de Antonio Maceo iba el joven Salvador Hernández Ríos.

Desde mediados de 1873 algunos Jefes militares se encontraban disgustados con la forma de actuar del Presidente Carlos Manuel de Céspedes y no ocultaban su deseo de deponer al mismo, cosa que él no ignoraba como se demuestra en carta que escribió el 2 julio de 1873 donde exponía:

¡Ya ves el manejo que en la emigración han adoptado algunos cubanos mal aconsejados! Pues, lo mismo hacen aquí sus iguales, hombres que no consideran el daño que se sigue de las divisiones, y que arrastrados por sus ambiciones, rencillas, etc., no ven más patria, ni más libertad que la satisfacción de esas viles pasiones, poniéndonos a cada momento con sus imprudencias a dos dedos de la guerra civil, aún no acabada la independencia. No hace mucho que habían forjado los más malignos planes, no sé con qué fundamentos, y, para lograr su objetivo estaban soplando la discordia en todos los corazones, valiéndose de cualquier pretexto; pero la rectitud de mis procedimientos les había desbaratado gran parte de sus maquinaciones. Sin embargo, ellos no desisten y hoy fraguan algo mal que todavía no he podido penetrar. Nosotros triunfaremos de los españoles, es indudable; pero, será a costa de mayores sacrificios y más tarde que si no se observara una conducta tan criminal porque los enemigos, en vista de nuestra unión y sensatez, perderían más pronto la esperanza que probablemente el espectáculo de esas miserias alimenta en perspectiva de una disolución funesta de los elementos que están combatiendo su dominación en Cuba. Y los que sufrimos las consecuencias de todas esas luchas, los que agotamos nuestra virilidad en el cuidado y en el insomnio, los que sentimos sobre nuestras cabezas el gran peso de los años, y la ira de los enemigos estamos expuestos, pereceremos de un modo o de otro en la contienda.

El 27 de octubre de 1873 la Cámara de Representantes del Gobierno de la República en Armas, destituyó al Presidente Carlos Manuel de Céspedes contando con el apoyo de los Generales Calixto García, Modesto Díaz y Titá Calvar, y los civiles Salvador Cisneros Betancourt y Tomás Estrada Palma entre otros; Salvador Cisneros Betancourt fue nombrado Presidente. El general Calixto García pasó revista a la tropa reunida para anunciar el nombramiento del nuevo presidente dando Vivas a Cuba; cuando algunos oficiales piden a la tropa que comanda el Coronel Cintra formada por negros de Cambute, que den Vivas al nuevo Presidente de la República, profiere: «¡Soldados! ¡Silencio, al hombre que acaban de deponer, le deben ustedes la libertad! ¡De frente y a paso largo!»

El hecho de la deposición de Carlos Manuel de Céspedes, como Presidente de la República en Armas, provocó una serie de indisciplinas, regionalismos y divisiones que fueron socavando la unidad necesaria en la lucha independentista.

El 26 de abril de 1875 el general Vicente García, en el lugar conocido por Lagunas de Varona en la jurisdicción de Las Tunas, se pronunció contra el Presidente Salvador Cisneros Betancourt, exigiendo su renuncia. La sedición de Lagunas de Varona contó con el apoyo de numerosos jefes, oficiales y tropas, partidarios del depuesto Presidente Carlos Manuel de Céspedes; Salvador Hernández Ríos se sumó a la sedición de Lagunas de Varona.

En la campaña de 1868, Salvador Hernández Ríos tomó parte también en los combates de La Cuaba, el 20 de octubre de 1876, y en el de Lomas del Haitial, donde salva la vida de Serafín Sánchez Valdivia.

Finalmente, para el 10 de febrero de 1878 una reunión de jefes y oficiales acuerdan hacer la paz propuesta por el General español Arsenio Martínez Campos y es aprobado el llamado Pacto del Zanjón que, a la postre, terminaría con aquel esfuerzo de 10 años de los cubanos en busca de su independencia.

Al concluir la Guerra Grande, Salvador Hernández Ríos ostenta el grado de Comandante, había sido herido en combate en tres ocasiones diferentes y lleva ahora las cicatrices en su cuerpo como medallas de honor a su arrojo y valentía; su hermano Ramón es teniente coronel y su hermano Jesús, muerto en combate, ostentaba el grado de teniente.

El pacto de El Zanjón trajo como consecuencia que se aplicara en Cuba la constitución española de 1881. Al amparo de dicha constitución, los cubanos que permanecieron en la isla y participaron en la guerra, reanudaron sus actividades personales, sin persecuciones y una vigilancia de baja intensidad por parte de las autoridades españolas de la isla. La mayor parte de los patriotas más destacados de la Guerra Grande abandonaron la ínsula, entre ellos se encontraban Máximo Gómez, Calixto García y Antonio Maceo.

Don Tomás Estrada Palma, antes de embarcar para los Estados Unidos, pasó algunos meses en Bayamo. Desde allí fué a Manzanillo a visitar a muchos de sus compañeros que se habían quedado en Cuba, se reunió en la casa de los García Pavón con varios de los veteranos que quedaban en aquella zona entre los que se encontraban el caballeroso General Bartolomé Masó, los comandantes Miguel García Pavón y Rafael Izaguirre, el Capitán Rafael Caymary, el Comandante Salvador Hernández Ríos, quienes, vinieron a despedirse del ilustre visitante antes de que éste partiera para los Estados Unidos, donde reanudaría su labor en favor de la independencia de Cuba.

La guerra de 1895.

En los últimos días de 1894 y primeros días de 1895, se encontraba José Martí trabajando incansablemente en los Estados Unidos, en la preparación de la expedición de Fernandina que llevaría tres buques: «Amadis», «Lagonda» y «Baracoa», cargados de armamento para dar inicio a la «Guerra Necesaria» en Cuba. Una delación hizo fracasar la expedición y las autoridades norteamericanas incautaron los buques y gran parte del armamento.

Martí no se amilana y el día 29 de enero de 1895 firma la orden de alzamiento que es enviada a Juan Gualberto Gómez, éste la hace llegar a todos los completados entre los que se encontraba el Mayor General Bartolomé Masó Márquez, designado jefe de la sublevación en la zona de Manzanillo, quien, se alza en armas en su finca de Colmenar de Bayate, en las cercanías del poblado de Campechuela, el día 24 de Febrero de 1895 con una veintena de hombres. Viejos veteranos de la guerra de 1868 se alzan en diferentes lugares de Oriente, Periquito Pérez y Emilio Giro en Guantánamo, Guillermo Moncada, en Santiagos de Cuba, los hermanos Lora, en Baire; Salvador Hernández Ríos, por su parte, se ve imposibilitado de acompañar a su jefe y amigo, Bartolomé Masó, por encontrarse en esos días con un hijo enfermo en la ciudad de Santiago de Cuba.

Una vez restablecido su hijo ambos regresan a Manzanillo, las autoridades españolas establecen ahora una estrecha vigilancia sobre Hernández Ríos en virtud de sus antecedentes patrióticos pero este, finalmente, logra evadir la vigilancia y el día 3 de mayo de 1895 se incorpora al Ejército Libertador bajo las órdenes del General Masó, quien, lo asciende al grado de teniente coronel el 27 de mayo; su hijo Ramón le acompaña. Bartolomé Masó lo incorpora al Regimiento de Guá bajo las directas órdenes del Coronel Amador Guerra.

El día 1 de julio de 1895 participa, bajo las órdenes de Amador Guerra, en el combate de San Pedro, en las cercanías de Manzanillo, contra una columna española, en la refriega muere el Coronel Guerra. Masó entonces, asciende a Coronel a Hernández Ríos y le entrega el mando del Regimiento de Caballería «Guá», de la 2da. Brigada, de la 1ra. Dvisión del 2do. Cuerpo del Ejército Libertador. Unos días después, en plena campaña, se le une otro de sus hijos: Juan Hernández Paz. El Regimiento Guá se distinguió por su actividad durante los primeros meses de la Guerra.

Combate de Peralejo.

El día 12 de julio de 1895, encontrándose el General Antonio Maceo en las cercanías de Bayamo, es informado de que una fuerte columna española compuesta de unos 3000 hombres, procedente de Manzanillo, se dirigía a Bayamo y que la misma era comandada por el Capitán General Arsenio Martínez Campos y el General Fidel Alonso de Santocildes.

Sin pensarlo dos veces Maceo decide entablar combate y en la madrugada del 13 de julio, aún cuando sólo contaba con unos 800 hombres, aposta sus hombres en la sabana de Peralejo. A la derecha del camino aposta al General Jesús Rabí y a la izquierda al General Quintín Banderas. La caballería la coloca en Las Caoba y al General Goulet, lo coloca en la retaguardia. El escenario está preparado para sorprender a la columna española. Temprano en la mañana aparecen dos vendedores ambulantes que al parecer. han observado minuciosamente las posiciones cubanas e informan a Maceo de la proximidad del convoy peninsular. Inexplicablemente, Maceo deja marchar a los vendedores aún en contra de las sugerencias de Rabí, quien los quería mantener en custodia hasta que terminara el combate. Los vendedores ambulantes resultan ser dos espías al servicio de España que informan a Martínez Campos de las posiciones de los mambises y este inmediatamente prepara el plan para derrotar a las fuerzas cubanas.

Alrededor de las 11 de la mañana se escuchan disparos, son las tropas mandadas por el General Santocildes que sorprende a los cubanos, atacando por el lado más débil. Dentro del desconcierto, Maceo personalmente ataca con la caballería y da órdenes a Jesús Rabí y a Quintín Banderas, el combate se torna atronador, el grueso de la columna española se une a Santocildes y la situación de los cubanos es desesperante porque el parque se les está agotando. A lo lejos se vislumbra una polvareda, son tropas de caballería que se acercan velozmente al escenario, testigos presenciales dicen que Maceo comentó y dijo: “si son españoles, estamos perdidos”. Inmediatamente ordena a Saturnino Lora que investigue. La tropa que se acerca se identifica al toque de corneta. Es la Caballería de Guá al mando del Coronel Salvador Hernández Ríos y su asistente el Teniente Coronel Alonso Rivero, los refuerzos recién llegados se incorporan al combate y atacan impetuosamente, tornándose la situación ahora en favor de las armas cubanas. Se oyen toques de corneta del lado español, es el anuncio de que el General Santocildes ha caído en combate. La balacera es estruendosa y los machetes insurrectos se imponen. Las bajas son cuantiosas y como a las 5:00 de la tarde, después de 6 horas de combate, Martínez Campos logra escapar hacia Bayamo donde se guarece por varios días. Así termina el combate de Peralejo con una victoria para las armas cubanas y uno de los más importantes de la carrera militar del General Antonio Maceo Grajales.

Maceo se mantiene en el Departamento Oriental organizando lo que él y Máximo Gómez habían acordado: la invasión a Occidente para extender la Guerra a todo el territorio de la isla, esto ocasiona una crisis en los mandos del Ejército Libertador por cuanto, Bartolomé Masó se oponía a ello y Maceo lo acusa de obstaculizar los preparativos. Finalmente la crisis se soluciona cuando el Gobierno de la República en Armas llama a Masó con el objeto de que ocupe el cargo de Vicepresidente, para el cual había sido electo, en el Gobierno Civil.

Ascenso a Brigadier de Salvador Hernández Ríos.

El 8 de octubre de 1895, Maceo se reúne con los Jefes orientales, allí el general Jesús Rabí le propone que ascienda a brigadier al coronel Salvador Hernández Ríos y le entregara el mando de la División de Manzanillo; el 10 de octubre, dos días más tarde, desde el campamento de Cayo Rey, Maceo le comunica al Coronel Hernández Ríos que con esa fecha había acordado nombrarlo Jefe de la Brigada de Manzanillo y le expide el siguiente certificado: «Con esta fecha el Cuartel General del Departamento Oriental confiere el grado de BRIGADIER al coronel Salvador Ríos por sus servicios a la causa de la Independencia. Y para que le sirva de credencial expido el presente en Patria y Libertad. Cayo Rey 10 de octubre 1895.- A. Maceo.» El día 16 de noviembre Maceo vuelve a escribirle y le dice:

Al Brigadier Salvador Ríos Jefe de la Brigada de Manzanillo.

Sr. Brigadier Ríos.

Manzanillo.

Estimado amigo y compañero en comunicación oficial que le incluyo le participo el nombramiento de Jefe de Estado Mayor y de Jefe de Despacho de la Brigada al digno mando de Usted, que he conferido al Coronel Juan E. García Vera y del Teniente Gonzalo Goderich y Bravo, respectivamente. El Teniente Goderich es un joven laborioso, activo e inteligente y creo que podrá Vd. sacar mucho partido de él. Yo se lo recomiendo y confío que Vd, lo dirigirá por buenos caminos. Búsquese dos o tres personas más de su entera confianza para completar con ellas su Estado Mayor. Deseo verlo ya formado para que se rodee Vd. de un personal idóneo y tenga toda la importancia y prestigio que le corresponde en los asuntos políticos y militares de la actual revolución. Las noticias que nos vienen del extranjero son tan halagadoras que nos hacen creer que pronto cambiará el aspecto de la guerra con el reconocimiento de la beligerancia que se proponen entregarnos las Repúblicas de ambas Américas. Estas circunstancias hacen que el enemigo se empeñe en propalar versiones relativas a la terminación de la contienda armada con promesas de autonomía y otras concesiones que serían deshonestas para los que nos hemos lanzado al campo en pos de la Independencia. Cumple a nuestro deber combatir no solo con las armas sino con una incesante y eficaz propaganda tales versiones contrarias a la soberanía nacional que perseguimos o sea la emancipación de Cuba. Procure Vd. evitar por cuantos medios estén a su alcance toda conferencia con el enemigo ni con sus emisarios, aunque éstos sean cubanos para evitar las consecuencias peligrosas que la tolerancia en delicado particular pudiera proporcionarnos. Aprovecho esta oportunidad para hacerle presente que vería con gusto a su hermano colocado al frente de una de las fuerzas que Vd. mande o en cualquiera otro puesto que fuera de su agrado. Consulte su parecer y manifiéstemelo para complacerlo. Con esta misma fecha reclamo a los Cdnos. Rafael Castillo y Manuel de León Antunes. Ponga Vd. de su parte para que cuanto antes se incorporen a este Ctel. Gral. Deseo conferenciar con ellos para emplearlos con positivas ventajas en este territorio. Pronto tendré el gusto de ver a Vd. y entre tanto cuente con el afecto que le profesa su servidor y amigo. La Matilde. Nbre 16 de 1895.

A Maceo».

Cuando el general Antonio Maceo se encontraba en el campamento de Ciego Potrero para el 4 de diciembre, resuelve que el brigadier Hernández Ríos se le una con hombres a su mando para participar en la invasión a occidente, desde allí cursa órdenes al general Rabí, al brigadier Hernández Ríos y al brigadier Francisco Estrada, para que éste último se haga cargo de la Jefatura que dejará vacante Hernández Ríos. El jefe manzanillero llega al lugar acordado con el contingente manzanillero, pero Maceo ya se ha marchado por haber tenido que adelantar los planes de invasión debido a que el periódico mambí publicó que había dado inicio la marcha hacía occidente lo que alertaba a los peninsulares. Hernández Ríos regresa a su región y se mantiene al mando de la brigada manzanillera.

El brigadier Hernández Ríos, actuando bajo las órdenes del general Rabí, el día 17 de diciembre de 1895, en Tuabeque, cercanías de Bayamo, ataca un convoy español mandado por el general Bosh, haciendo que éste se escape a Bueycito y más tarde continué hasta Veguita.

El 29 de marzo de 1896, la guerrilla de Vicana al mando del tristemente célebre Capitán Marcelo O’Ryan mantenía aterrorizada a la población de la costa del Gucanayabo desde Campechuela hasta Niquero, en este último lugar fuerzas del 2do. Cuerpo del Ejército Libertador al mando del General Hernández Ríos, entablan un fiero combate con los guerrilleros donde el machete mambí brilló de modo fulgurante, los cubanos tuvieron un oficial muerto, desconociéndose las bajas del enemigo.

A dos leguas al este de Baracoa, en la playa de Marabí, el día 24 de marzo de 1896 desembarca el general Calixto García, trayendo consigo una de las grandes expediciones recibidas hasta el momento compuesta de 3,000 fusiles y un millón de tiros. El 29 de marzo el general Máximo Gómez nombra a García Jefe del Departamento Oriental lo que ocasiona profundo malestar en el general José Maceo que se creía con derecho a ocupar esa posición y se produce una nueva crisis que amenaza con perjudicar gravemente el curso de la guerra. En el campamento de La Yaya, el día 9 de julio de 1896 los generales Máximo Gómez y Calixto García, junto con los jefes orientales: generales Salvador Hernández Ríos, Jesús Rabí, Agustín Cebreco, José Manuel Capote, Pedro A. Pérez, Saturnino Lora, Torres, Feria, Salcedo y otros, se reúnen en un encuentro convocado por Gómez para tratar la actitud del general José Maceo. En medio de la reunión llega la noticia de que cuatro días antes había muerto heroicamente en Loma de Gato, el León oriental, general José Maceo.

Ascenso a General de División de Salvador Hernández Ríos.

El 16 de diciembre de 1896 el Consejo de Gobierno imparte la aprobación de la recomendación del general Calixto García, ascendiendo a general de división al brigadier Salvador Hernández Ríos reconociéndosele la antigüedad de 16 de agosto de 1896; por coincidencia, el propio día 16 de diciembre, Hernández Ríos se batía nuevamente con el general Bosh, quien, conducía un convoy de  Bayamo a Cauto Embarcadero.

El día 17 de marzo de 1897, en Media Luna, el general Hernández Ríos al mando de las fuerzas del 2do. Cuerpo del Ejército Libertador combaten en este lugar a la guerrilla que capitaneaba Florencio Gutiérrez, quien murió en la acción.

El día 2 de julio se le une su hijo menor Salvador, ya están junto él, luchando por la independencia de Cuba, sus tres hijos y su hermano.

En septiembre de 1897 en comunicado a Estrada Palma, Calixto García le decía: «En Manzanillo el General Ríos batió una columna, al pie del ingenio Valerino, que dejó treinta y seis muertos, apoderándose de sus armas y equipos, quedando dueño del campo y de catorce carretas con 64 bueyes.»

Combate por El Chino.

El general Hernández Ríos mantenía su Cartel General en el lugar conocido por El Chino, en las estribaciones de la Sierra Maestra, cercano al poblado de Campechuela. A fines de febrero de 1898 la jefatura de las fuerzas españolas deciden desalojar a los mambises de su campamento en El Chino y envían contra el mismo dos fuertes columnas compuestas por más de 7000 hombres, una al mando de los coroneles Tovar y Tejeda desde Jibacoa y la otra al mando del genersal Pando desde Vicana, la estrategia era aplicar una pinza para destruir a las fuerzas cubanas; Hernández Ríos, a sabiendas de que no podía combatir frontalmente a tan poderosos contingentes debido a su superioridad tanto en hombres como armas, dispone utilizar la táctica en que se había especializado que no era otra que la guerra de guerrilla, desplegando sus fuerzas y colocándolas en lugares estratégicos. En comunicado del 19 marzo da cuentas al general Rabí de los combates sostenidos por el control de El Chino.

Reporte de Hernández Ríos

El capitán del Tercer Escuadrón, Enrique Mesa, batió el 27 de febrero a una columna española que saliendo de Vara se dirigía a Jibacoa. Que al amanecer del 28, el sargento Víctor Maceo, con una sección exploradora, tiroteó una columna enemiga que viniendo de Manzanillo entraba en Jibacoa. Como a las ocho de la mañana del mismo día, unidas las dos columnas que ya estaban en Jibacoa, saliendo con dirección al Chino, fueron tiroteadas a su salida por el sargento Víctor Moreno, tiroteándola también en Limonar el Teniente Andrés Bello con una sección de caballería. Este mismo día el Sargento de mi escolta Agustín Rodríguez con una sección exploró y tiroteó una columna en Ojo de Agua (Campechuela), cuya columna venía en combinación con las anteriores. Al aclarar el día lro. de marzo, el Teniente Andrés Bello con su sección de caballería, tiroteó la columna que venía de Jibacoa, en Brizuela, haciéndolo más tarde en los Tibes. A las nueve de la mañana, el cabo Mauricio García con un pelotón le hizo fuego en Cienaguilla a la misma columna. Ese mismo día y a la misma hora, el Comandante Juan Guerra con su Escuadrón sostuvo fuego en el Carril con la columna que venía de Campechuela. Más tarde la tiroteó en Santa Rita el Sargento Alfredo Arias. Como a las diez, ya unida las dos columnas que se hacían ascender a 7,000 hombres al mando de los Coroneles Tovar y Tejeda, dispusieron el ataque al Chino, distribuyendo sus flancos. Dispuse inmediatamente se batiera al enemigo, en los Ciegos un pelotón de la Brigada Primera, en la Bóveda otro pelotón de la misma Brigada, en Loma Valdés, las fuerzas del Regimiento Yara, en Arroyo Ciego, el Capitán Quesada con mi Escolta, y en Loma Garrido, el Coronel Ramón Hernández Ríos con fuerzas a su mando completa el ataque. En Aguacate, en Loma Garrido y Palo Prieto fue batido el enemigo tres veces. Fue batido en Loma Rubio y en Corralillo por el Comandante Rafael Más y por el Coronel Mariano Lora, y en Machado por el Subteniente Viltre. En el Temblón fué tiroteado dos veces el día 2. A las nueve lo tiroteó el Sargento José Guerra. A las diez lo batió en Soledad el Teniente Coronel Dominador Guardia. A las dos el Capitán Bazán en Victoriano. A las cuatro, el Teniente Coronel Juan Hernández Paz en el Temblor. Este mismo día dispuse que el Teniente Coronel Eligio Ricardo saliera en persecución de una fuerte columna que al mando del General Pando se encontraba en Vicana. Por orden del Teniente Coronel Salvador referido fue batido dicho enemigo en el Purial por el Capitán Víctor Labrada con 25 hombres y el Subteniente José Milán con una guerrilla. El día 3 continúa el enemigo acampado en el Chino siendo tiroteado todo el día por diversas secciones. Mientras tanto, el capitán Víctor Labrada bate en la Plata la columna de Pando, batiéndola más tarde en arroyo Vicana el subteniente Manuel Navea. El día 4 sale la columna del Chino para unirse a la de Pando que se encontraba acampada en Bejuquero, siendo batida en Guaro y Cayacas por el Comandante Juan Guerra con caballaría y en Manantiales por el Teniente Justo Guerra con infantería. Más tarde es batida la misma columna en Pablo por el Teniente Coronel Ricardo con fuerzas de la Segunda Brigada. El 5 es tiroteada la columna incesantemente por secciones mandadas al efecto. El 6 parte la columna pasa por Vicana Arriba para Media Luna, siendo batida en su trayecto por el Teniente Milán. La otra parte, sigue rumbo a Sevilla y ordeno, acto continuo, salgan fuerzas en su persecución. Tenemos que lamentar las siguientes bajas: Sargento José Guerra y soldado Juan Vega muertos, y soldado Luis Piña, Eligio Garrido, Manuel Fuentes y Joaquín Marín heridos. Además han muerto infelices indefensos como Domingo y Manuel Marqués y Carlos Alvarez y heridos Ramón Linares y Sotero Aguila sin contar dos mujeres y dos niños que no se sabe su paradero. El enemigo continúa en la Loma.

Versión Española

El 28 de Febrero de 1898 la columna española de los Coroneles Tovar y Tejeda compuesta por unos 7000 hombres sale, en la mañana, de Yara pasando por la sabana de Limones acampando a las 4 de la tarde, la vanguardia fué tiroteada varias veces. El 1ro. de marzo salen de Limones bajo el mando del Coronel Tejeda acampando en los Tibes donde fueron tiroterados por los mambises de el Chino, lo españoles hicieron varios disparos de cañón, pues llevaban artillería, los cubanos respondieron con fuego cerrado desde sus trincheras y las alturas de los alrededores que mantuvieron a raya a la infantería peninsular, finalmente los españoles penetran en el Chino y acampan siendo hostilizados constantemete se reportan quince heridos y un muerto por las fuerzas españolas. El 2 de marzo nos mudamos de campamento y el enemigo no cesa de hacernos fuego. El 3 de marzo aún permanecemos en el mismo lugar y el enemigo, como en el día anterior no cesa de atacamos. El 4 de marzo salimos del campamento de el Chino, a las 6 de la mañana. El enemigo nos hace varias veces fuego, pasamos por los ríos de Cayahaca, Jo, Tana y el Caimito, a las dos de la tarde acampamos en el Caimito.

El dia 5 por la mañana sale Capitán y el Teniente Pastor hacía el poblado de Media Luna para obtener raciones, apenas salieron se escuchó el fuego enemigo sin poderse precisar si era a las avanzadas o a la fuerza que salía, dos horas después atacan al campamento. El día 6 como a las seis de la mañana se moviliza la columna hacía el poblado de Vicana donde llegamos como a las 5 de la tarde, siendo atacados por los cubanos varias veces. El día 7, 8 y 9 se continúa la marcha hacía Campechuela, siendo hostilizados constantemente y diariamente por los cubanos.

En definitiva, lo que parecía una fácil victoria para los españoles resultó un rotundo fracaso, pues no pudieron desalojar a los cubanos de las posiciones que ocupaban.

El mensaje a García.

La voladura del buque estadounidense «Maine», ocurrida en el Puerto de La Habana el día 15 de febrero de 1898 a las 9:40 de la noche, es el pretexto que buscaban los norteamericanos para intervenir en la Guerra entre Cuba y España. El presidente de Estados Unidos Mr. William McKinley decide enviar un mensaje al General Calixto García anunciándole la decisión de su gobierno y pidiéndole el apoyo de la fuerzas cubanas a una invasión de las fuerzas norteamericanas. El Teniente Andrew S. Rowan del ejército norteamericano es designado como portador del mensaje.

Después de un itinerario que lo lleva por diferentes lugares de Estados Unidos y Jamaica haciendo contacto con representantes del Gobierno de la República de Cuba en Armas, el Teniente Rowan, desembarca en Cuba el día 24 de abril de 1898, por la parte suroriental de la isla en un lugar llamado Ensenada de Mora y donde establece contacto con el Teniente de caballería Eugenio Fernández Barrot, ayudante de campo del General Salvador Hernández Ríos, a quien deja saber el propósito de su viaje, ya que el Teniente Fernández Barrot hablaba inglés, Rowan es conducido hasta el Campamento de El Chino a la presencia del General Hernández Ríos quien enterado de la misión del norteamericano, aún en contra de lo que le aconsejaban algunos de sus ayudantes en cuanto a que ejecutara a Rowan, pues suponían era un espía español, dispone que éste sea trasladado hasta Bayamo, donde a la sazón se encontraba el General García, ambos personajes se entrevistan e intercambian opiniones. Luego de que el Teniente Rowan cumple la misión que se le encomendó, con la escolta correspondiente es trasladado al norte del Departamento Oriental, donde es embarcado hacia Estados Unidos.

El Teniente Andrew S. Rowan, varios años después de su histórico viaje a Cuba y ya ascendido al rango de Coronel del Ejército de Estados Unidos, escribió sus memorias y sobre su encuentro con el General Hernández Ríos, anotó:

El General Ríos era conocido como el «general de la costa», era un hombre de tez morena y tenía un caminar ágil y atlético. Nunca una columna española se movió en el territorio a su mando y lo encontró desprevenido. Sus fuentes de información y su intuición eran extraordinarias. No fue una pequeña tarea el mover y proveer de alimentos a miles de familias que huían y se ocultaban de la represión española, pero él lo hizo, es de suponer que siempre recibía por adelantado, información de los movimientos del enemigo. Los métodos españoles de entrar al campo y destruirlo todo. Mientras tanto el General Ríos, conducía la Guerra con la táctica guerrillera y sus fuerzas constantemente tiroteaban a las columnas españolas, a veces causándole enormes pérdidas. El General Ríos me proveyó una escolta de doscientos hombres de caballería.

En el propio mes de mayo, los acontecimientos de la guerra se sucedían vertiginosamente y el General Salvador Hernández Ríos se aprestaba a poner sitio sobre su ciudad natal, Manzanillo. De sus propósitos informaba al General Rabí en su comunicado que éste trasladaba al General García solicitando se le proveyera de suficiente parque del cual estaba muy escaso. En el mismo comunicado informaba de la ocupación del poblado de Jibacoa que había sido abandonado por las fuerzas españolas.

La columna del coronel Escario.

El día 22 de junio de 1898 sale de Manzanillo una columna española, compuesta de 3752 hombres al mando del Coronel Escario, con rumbo hacía Santiago de Cuba; la orden había sido dada por el General Linares para la defensa de esta última ciudad, debido a que ya las tropas norteamericanas se encontraban desembarcando. La unidad se componía de 5 batallones de infantería y de cazadores, 1 compañía de ingenieros, 3 compañías de guerrilla, 1 compañía de transporte, algunos sanitarios y 2 piezas de artillería de montaña. El día 24 llegan a las márgenes del río Yara no sin antes haber sido hostigados constantemente por las fuerzas al mando del General Hernández Ríos; quien, había recibido órdenes de Calixto García de retrasar el avance español para impedir el refuerzo de Santiago de Cuba, la columna española llega a Bayamo el día 26, seis días le tomó la jornada, siendo batida constantemente por la fuerzas cubanas. En la mañana del 27 la columna española emprendió la marcha hacía Baire a donde llegaron el día 28 sufriendo en todo el recorrido las emboscadas que le prepara el General Hernández Ríos; hasta aquí llega la labor del héroe manzanillero, habiendo cumplido cabalmente las órdenes de su superior y logrando el retraso del avance de la columna española que, si bien pudo llegar a Santiago, no pudo impedir la capitulación y la entrada a la ciudad de las fuerzas norteamericanas al mando del inepto y desagradecido general Shaffer. En Baire, el Coronel Escario se encontraba sumamente preocupado, pues, habiendo recorrido apenas la mitad del camino ya había consumido más de la mitad de sus municiones y mucha de la comida. Escario llega a Santiago de Cuba el 3 julio, habiendo sufrido constantes ataques en su recorrido desde Baire por tropas de los generales Francisco Estrada Estrada y Jesús Rabí; no obstante, ya los norteamericanos, con la ayuda de los soldados del Ejército Libertador, habían tomado la Loma de San Juan y el fuerte El Caney.

Sitio de Manzanillo. Combate naval.

Para finales de julio de 1898, el General Salvador Hernández Ríos, al mando de la Primera División del Segundo Cuerpo, estaba en los alrededores de Manzanillo preparando el sitio de la ciudad. Para aquel entonces contaba con dos mil hombres, pero solo setecientos estaban armados. Calixto García, con fecha 26 de julio de 1898, desde Jiguaní, le envía el siguiente mensaje:

Jiguaní, Julio, 26 de 1898.

Al General Salvador Ríos.

Enterado de la comunicación que Ud. dirige al General Rabí dándole cuenta de que el enemigo estaba dispuesto a entregar la plaza, con la condición de que se le dejara retirar con las armas para la ciudad de Holguín, he determinado facultar a Ud. para aceptar la rendición bajo esa base, pero sujétanse a las siguientes instrucciones:

El enemigo será escoltado por fuerzas cubanas hasta la dicha ciudad de Holguín, no permitiéndosele atravesar ningún pueblo ni poblado, ni llevar más de 20 cápsulas cada soldado, pero antes hará entrega de los castillos con artillería y parque, así como todo armamento que no puedan llevar a mano. Debe Ud. darme aviso de haberse llevado a cabo la rendición, dándome cuenta del día que salga la fuerza española de Manzanillo y del camino que lleva hasta Holguín, para dar órdenes de que sean respetados.

Tan pronto como se consiga la evacuación de la población, debe enarborlar la bandera cubana con toda solemnidad en todo los edificios públicos y nombrar un Alcalde y doce Concejales para regir la población. Tanto el Alcalde como los Concejales deben de ser hombres que hayan probado su amor a la Independencia de Cuba.

Todas las propiedades serán respetadas y solo podrá tomar lo necesario para vestir y sostener nuestro Ejército, dando el correspondiente recibo.

A las tiendas que sean abandonadas por sus dueños, les nombrará usted un encargado de su custodia.

Si se presentasen buques americanos y quisieran desembarcar, se les recibirá como amigos y aliados, pero en ningún caso les permitirá usted que ejerzan actos de soberanía, a menos que empleen el derecho del más fuerte. Si por desgracia llegara ese caso, que no llegará, levantará usted un acta protestando del atropello y se retirará con las fuerzas a sus órdenes. En ningún caso, bajo ningún pretexto, debe emplear Ud. la fuerza para rechazar la agresión.

Nombrará también al Comandante Militar de la Plaza, que ha de ser persona inteligente y de gran honradez. Acúseme recibo de esta comunicación.

Sus comunicaciones debe dirigírmelas a la jurisdicción de Holguín, vía Bayamo, la Mula y San Pedro de Cacocum.

Esperando que Ud. trate de mejorar las condiciones de la capitulación en todo lo que le sea possible.- El General Jesús Rabí marchará a reforzarlo tan pronto como pueda reunir fuerzas de la División de Bayamo, que están bastante estropeadas por haber tomado parte en el sitio y tomas de Santiago de Cuba.- P. y L.- Calixto García.

El día 30 de junio de 1898 se presenta la armada norteamericana en la bahía de Manzanillo con tres buques, el Hist, el Hornet y el Wompatuck, los que disparan sobre la ciudad cerca de 800 proyectiles, de ellos, cerca de 40 caen sobre la población; al día siguiente, dos buques de mayor porte bombardean de nuevo la población; pero sin duda alguna, el más violento de los ataques fue el 18 de julio cuando dos acorazados, un crucero y  cuatro buques artillados emprendieron el bombardeo sobre las 8 de la mañana arrojando, en un lapso de tiempo de tres horas, más de 2000 proyectiles destruyendo por completo la «escuadra» española surta en la rada manzanillera. El día 12 de agosto vuelven los buques norteamericanos, la escuadra está compuesta ahora por el Newark, buque insignia, el Suanee, el crucero auxiliar Resolute, Osceola, Hist y la lancha cañonera Alvarado que había sido apresada  en el puerto de Guantánamo; el cañoneo comienza cerca de las tres de la tarde y luego de manera esporádica hasta el amanecer del otro día. Desde días antes, fuerzas al mando del General Salvador Hernández Ríos han coordinado acciones con los norteamericanos y en esta fecha, de manera especial, atacan desde tierra las posiciones españolas apoyando el cañoneo norteamericano. El armisticio entre España y Estados Unidos, firmado el 12 de agosto y conocido en la ciudad al otro día, pone fin a los bombardeos y permite a las fuerzas norteamericanas dejar en la estacada a los libertadores, conminándolos, al mismo tiempo, a dar por terminada la contienda. La carta de despida del jefe de la escuadra norteamericana al coronel José Sánchez Parrón, Comandante General de la división interino, así lo atestigua:

Vapor de los Estados Unidos Newark. En frente de Manzanillo, Cuba.

                                                                                       Agosto 14 de 1898.

Señor:

Tengo el honor de manifestar á S. E. que habiendo cesado el bloqueo salgo inmediatamente para Guantánamo.

Ruego a  V. E. entre en armisticio con los cubanos hasta saber las condiciones de la paz.

Yo les he escrito en el mismo sentido.

Le saluda muy respetuosamente.- C. F. Goodrich. Capitán de Navío de los Estados Unidos y Comandante en Jefe de las fuerzas de mar y tierra presentes.- A. S. E. el Comandante en Jefe de Manzanillo.

Ascenso a Mayor General de Salvador Hernández Ríos.

La Guerra de Independencia finaliza al intervenir Estados Unidos en la misma y España capitular ante ellos, quedando los cubanos ignorados al no reconocerse por los nuevos ocupantes el sacrificio de más de treinta de años de lucha. Hernández Ríos se mantuvo todo ese tiempo luchando en la jurisdicción de Manzanillo, participando en numerosos combates y escaramuzas; por eso su Jefe, el  Lugar Teniente General, mayor  general Calixto García, propone el día 13 de agosto de 1898, ascenderlo al grado de Mayor General. La Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana aprueba, con fecha 31 de enero de 1899, el ascenso propuesto en documento firmado por su presidente Rafael M. Portuondo.

El día 24 de agosto de 1898, el mayor general Salvador Hernández Ríos se licencia junto a sus tropas y se establece en Campechuela con su esposa y familia. Allí reside en la calle de San Manuel No.8 hasta el fallecimiento de su compañera Juana Paz. Ya viudo, se traslada a Manzanillo donde después de algún tiempo, contrae segundas nupcias con la señorita Heliodora Rodríguez Armas, procreando cuatro hijos: Elba, Celia, César y Estela. Durante la República fue nombrado Inspector de Cárceles de la Provincia de Oriente hasta ser cesanteado por la segunda intervención norteamericana. Sus compañeros veteranos lo eligieron en numerosas ocasiones como Presidente del Centro de Veteranos de Manzanillo. El Presidente Mario García Menocal lo nombró Inspector de Montes y Minas. En 1922 se traslada a la ciudad de Santiago de Cuba, donde se instala con su familia en la calle de San Gerónimo Alta No.45.

El día 12 de agosto de 1923, en Asamblea Magna de Veteranos y Patriotas participa en la protesta contra el latrocinio del gobierno del presidente Alfredo Zayas y junto a veteranos y personajes de las fuerzas vivas firma el Manifiesto que en una de sus partes señala:

La Asamblea Magna de Veteranos y Patriotas eleva voz ante el pueblo honrado de Cuba para informarle cuanto ha hecho y excitarlo a que continúe prestándole el concurso en esta empresa, de construcción nacional, de cívico alarde y de indispensables rectificaciones. Que nadie se quede detrás en esta hora solemne en que la patria llama a las conciencias y ansía despertar con grito desesperado a los que todavía, tímidos o vacilantes, no han respondido a su llamado. Que nadie se quede detrás en esta hora de las grandes resoluciones. Los convictos de crimen, o impertérritos en el, han de ser pocos y la mirada del pueblo alerta los habrá de seguir en su ruta bochornosa hasta que la vergüenza de verse señalados los convierta.

El día 23 de enero de 1925 muere en Santiago de Cuba, rodeado de sus familiares, después de haber sufrido una segunda embolia. El consistorio municipal de Santiago de Cuba reclamó el cadáver de aquel héroe manzanillero y con los honores a su alta investidura militar, la más alta que otorgaba el Ejército Libertador, fue sepultado en el cementerio «Santa Efigenia» en la capital oriental. Allí descansan en paz los restos de aquel valiente manzanillero.

Bibliografía:

1.-Casasus, Juan J. Calixto García, La Moderna Poesía, Miami, 1981.
2.-Costa, Octavio R. Antonio Maceo, el héroe. La Moderna Poesía, Miami, 1984.
3.-Escalante Beatón, Anibal. Calixto García. Su campaña en el 95. Editorial Caribe, La Habana, 1946.
4.-Montesinos y Salas, Enrique. Bombardeos yanquis a Manzanillo. Imprenta Guteenberg, Manzanillo, 1898.
5.-Quintana, Jorge. «Salvador Hernández Ríos. 1840-1925», en: Bohemia, 1954.
6.-Riera, Mario: Generales del Ejército Cubano 1895-1898. Ediciones Universal,  Miami.
7.-Tosquella, Max. The Truth about the message to García. Tipografía Clipper, La Habana, 1955.

Fuentes electrónicas:

1.-José Miró Argenter y Domigo del Pino: http://www.domingo del pino.com (Combate de Peralejo).
2.-La batalla por El Chino: http://www.aulamilitar.com/artmont.htm (páginas de la 60 a la 92).
3.-Memorias del teniente Andrews Rowan: http.//www.foundationsmag.com/pvrowan.html.
4.-Batalla naval de Manzanillo: http://www.eldesastredel98.com/capitulos/caribe9.htm (página 6)

Documentos:

1.-Copia del Diario de Campaña del General Hernández Ríos que mantenía en su poder su hijo Salvador Hernández Paz.

Otras fuentes:

1.-Relatos orales de Salvador Hernández Paz, Sargento Primero del Ejército Libertador, hijo del General Salvador Hernández Ríos, obtenidos por el autor en 1953 en el Centro de Veteranos de Manzanillo.

ANEXO

Versión Española del Combate de Peralejo

En el verano de 1895, Maceo da un susto a Martínez Campos. Estaba Maceo acampado en Baraguá y supo que Fidel Alonso de Santocildes esperaba al Géneral Martínez Campos en Manzanillo para llevar un gran convoy a Bayamo. Maceo tenía 1500 hombres y los condujo a un lugar entre Veguitas y Bayamo llamado El Tanteo o Peralejo y expuso su plan a su plana mayor. Quería emboscar a los españoles que suponía llegarían por la carretera principal. Colocó a Jesús Rabí en posición favorable en la carretera y a Quintín Banderas en otro punto, después entraría él en acción. Confiaba capturar a Santocildes y a Martínez Campos, pero hecho inesperado, dos mercachifles interceptados por Maceo que incomprensiblemente dejó marchar, avisaron a los españoles que se aproximaban y se perdió el efecto sorpresa.

Las fuerzas españolas atacaron desde la retaguardia, en el punto más débil y más vulnerable de las posiciones insurrectas. Maceo se rehizo, lanzó una salvaje carga al machete, y ordenó a Rabí y a Banderas que atacasen los flancos. El pánico cundió entre los soldados españoles de a pié, pero las tropas españolas se habían dividido en dos partes y la Segunda atacó a Maceo por la retaguardia de su caballería. Ahora Maceo se mantenía difícilmente. De repente supo que otra fuerza de caballería se acercaba y envió al Teniente Hector (Mariano) Lora (Nota: era Saturnino Lora) a ver si eran españoles o cubanos. Por suerte para él era la caballería cubana de Guá. Reforzado, Maceo cargó contra el destacamento de infantería española que se había atrincherado. Tuvo ventiseis muertos. Gran espírítu y coraje por ambos lados. Unos gritaban Viva Cuba libre, y los otros Arriba España. En los Altos de Peralejo Maceo ordenó otra carga al machete sin dar tiempo al enemigo a recuperarse. Maceo supo por el toque de cornetas que Santocildes había muerto y reorganizó sus fuerzas para capturar a Martínes Campos. Los españoles retiraban rápidamente. La caballería de Maceo les seguía, pero los españoles lograron atravesar el río Mabay. Ya con la oscuridad de la noche la columna española se dirigió a Bayamo a marchas forzadas. Pocos días después Maceo envió un mensaje a Martínez Campos diciendo que los soldados españoles heridos dejados atrás por él habían sido alojados en casas cubanas y que podía ir a recogerlos asegurándole que no atacaría a las fuerzas que enviase para darle escolta.

Conclusión: se admite por Jefes españoles que el plan de Martínez Campos era arriesgado y temerario, pero el informe de los espías que envió hizo posible que burlara la emboscada que Maceo le tendió y este último estuvo también en serias dificultades que solo superó cuando le llegó la ayuda de la caballería de Guá que mandaba Salvador Hernández Ríos.

Tomado de: Enciclopedia Manzanillo.

1 comentario en “El Mayor General Salvador Hernández Ríos.

  • Agradezco profundamente la publicación de la biografía de mi abuelo, un héroe manzanillero, que es practicamente desconocido en su ciudad natal, espero que este escrito ayude a propagar su imagen.Saludos. Cesar Hernandez.

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