Resumen: La exposición personal número 20 del pintor Manuel Olivera Álvarez, MOA.
A las 9.00 pm del sábado 21 de septiembre, vísperas del aniversario 70 de Manuel Olivera Álvarez (MOA), este artista de las artes plásticas, Presidente del Comité Municipal de la UNEAC en Manzanillo, principió -con la bienvenida a los asistentes-, la actividad con la cual quizo celebrar su onomástico: una exposición personal de pintura, la número 20 de su carrera.
Desde hacía tiempo atrás el artista venía meditando y trabajando en la exposición titulada «Epigramas», inspirada en algunos textos del escritor tunero Carlos Tamayo; quien, por casi tres décadas presidió la organización de artistas e intelectuales en una ciudad que algunos llaman «El balcón del oriente cubano», tierra famosa por ser cuna de guerreros y poetas; allí vieron la luz el general Vicente García y el poeta Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé).
Después de agradecer a funcionarios y amigos que contribuyeron a la materialización de la acción plástica, MOA invitó a los asistentes quienes, en crecido número, llegaron para disfrutar una propuesta que, además de la orientación abstracta, destaca por la calidez de los colores; antes, Marlen Moreno, especialista del Centro de Promoción de la Cultura Literaria «Manuel Navarro Luna», leyó las palabras al catálogo que fueron escritas por Manuel López Oliva, renombrado artista visual y crítico de arte manzanillero residenciado desde hace años en la capital de la república. Para la ocasión, López Oliva escribió:
Pensamiento conciso, poesía sintética, emisión apretada de una comunicación espiritual, evocación transmutada en paisaje natural y a la vez “paisaje” de los medios pictóricos mismos, son esas visiones construidas por Moa, que ha querido exhibir en la galería manzanillera “Julio Girona”, para dialogar a nivel sensorial con sus gentes. Se trata de imágenes en su apariencia abstractas, pero resultantes de una observación sentida y una expresión íntima devenida epigramática, donde la madurez del hacer inherente a su itinerario artístico revela una condición hedonista, además de preocupación significativa por el cromatismo.
Moa no produce inscripciones para tarjas o sepulcros, ni “graffitis”sobre las paredes o textos mínimos de naturaleza ética, filosófica o metafórica. Sus “Epigramas” se inscriben en el espacio de la pintura, a manera de grafías que invitan a la decoración individual mediante la recepción habitual o la intuición estética. Formas nacidas de la mancha recortada, el corte compositivo, la pincelada dispuesta con soltura, el contraste de tonalidades luminosas y sombras coloreadas, ciertos efectos precisos y disolvencias -sobre todo en esas realizaciones donde los grises, rojos y blancos suelen revelarnos las sutilezas de lo lírico- nos entregan el retrato subjetivo pleno de su autor: esa capacidad de trascender el medio donde ha permanecido, sus recuerdos de las clases en la Escuela de artes Plásticas que tuvo Manzanillo, el afán de captar cuanto activara el sentido de pintor, y una vocación por lo bello como razón de ser de su búsqueda cotidiana de una simbólica sobrevivencia.
Las piezas, veintiuna en total, a excepción de la marcada con el número uno -pintada sobre lienzo-, tienen como soporte la tela; mientras el artista emplea acrílico, caseína(1) y técnica mixta en su ejercicio creativo. El espacio que acoge la exposición es la galería de la propia UNEAC, sita en Merchán entre Aguilera y Concepción; la curaduría y montaje estuvo a cargo de los especialistas del Taller de creación de las Artes Plásticas de la ciudad y hasta el próximo octubre los amantes del atril, el pincel y los colores podrán apreciar esta exposición que, a decir del mismo MOA, no pretende inscribir nada en la piedra, solo intenta conseguir lo único que puede hacer el arte: conmover.
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1.-Caseína: Proteína de la leche, rica en fósforo, que, junto con otros componentes de ella, forma la cuajada que se emplea para fabricar queso.