Notas electorales

Resumen: Sobre las elecciones para Delegados en un colegio electoral de Manzanillo.

Por: Delio G. Orozco González
Historiador.

A las 6.00 pm del domingo 27 de noviembre, y ya en penumbras, el Colegio Electoral situado en la escuela primaria José de la Luz y Caballero del municipio Manzanillo, en el oriente cubano, dio por terminada sus labores. Se dirimía el cargo de Delegado de Circunscripción del Poder Popular; los contendientes: un hombre y una mujer. Ante la falta de fluido eléctrico, la mesa tuvo que valerse para realizar el escrutinio de celulares, linternas y lámparas recargables.

Esta elección estuvo caracterizada, al igual que el referendo al cual fue sometido el Código de la Familia -por lo menos en este colegio electoral-, por un alto abstencionismo; hecho que denota, en primer lugar y sin lugar a dudas, desinterés y descreimiento. No de otro modo puede explicarse que, de un padrón electoral ascendente a 600 personas, solo 388 (64%) ejercieran su derecho ciudadano y es que cuando el “contrato social” es incumplido (las causas son tema aparte), la ciudadanía deja de creer en las estructuras y el modo cívico más obvio de manifestar el desacuerdo es no yendo a las urnas o practicando un voto de castigo, verificado en este caso con 15 boletas en blanco (3%) y 21 anuladas (5%), lo que arroja un total de 44% de disenso hacia el sistema o la forma en que se legitima; aunque, en este caso específico y apelando a los récords de elecciones pasadas; son las duras condiciones de vida de la mayoría del pueblo cubano, las que hacen aflorar tales resultados. Alguien puede sostener y con acierto, que estas cifras son superiores a las de otros lugares donde el abstencionismo, a veces, suele alcanzar casi la mitad del electorado; empero, con igual cuota de razón se le puede argumentar que no se pondera la realidad cubana con la estadounidense, la venezolana o la brasileña; sino, con su mismo devenir, único modo coherente de hallar no solo explicación; sino, vías naturales y pertinentes para dar cauce a sus atascos y encontrar solución a sus problemas.

El conteo de votos favoreció a la fémina; quien, resulta conocida por los electores pues lleva cerca de 10 años como Delegada del Poder Popular, a diferencia del otro candidato; el cual, como recién llegado a la zona, no tiene «pedigree» alguno entre la comunidad electoral de su residencia. Se impuso el adagio popular de que es preferible un mal conocido que uno bueno por conocer; además, resulta tan difícil el ejercicio gubernativo de base al día de hoy en Cuba, que pocos son los que se aventuran a representar y solventar necesidades comunitarias, cuando lo único que tienen para dar es “la cara” ante las urgencias y necesidades de sus representados, en tanto su figura carece de efectivo poder resolutivo. Hace unos días atrás, un funcionario gubernamental me hacía saber, de manera muy gráfica por cierto, cuan ilusoria resultaba para él la tan cacareada independencia y autonomía municipal al dividir en sílabas el término: «auto-no-mía»; o sea, no le pertenecía, no era suya y ello será así mientras no desaparezca la férula provincial sobre los recursos y dineros del municipio; por cuanto, en todo tiempo, lugar y sistema, el que parte y reparte se queda con la mayor parte; además, el control de recursos en una economía aún centralizada como la cubana se nos antoja adictivo -como la cocaína o el orgasmo-; en tanto, la descarga de Dopamina nos atrapa en una espiral de placer que intentamos repetir hasta el infinito y, perder esa capacidad de controlar y disponer sobre recursos y vidas ajenas, no es una opción a discutir. He aquí entonces una respuesta fisiológica y verosímil -aunque no la única-, de por qué los hombres se aferran de manera irracional al poder.

Dos elementos es preciso destacar. En primer lugar, las elecciones de base estaban previstas para finales del año anterior; empero, la práctica deviene argumento irrecusable y la pandemia, junto a la crisis que atenaza al país, postergó el proceso (también ha diferido el Censo); sin embargo, la necesidad de retornar a la normalidad determinó la realización del ejercicio ciudadano y el cumplimiento del Código Electoral; pues, si se abren fronteras, se incentiva el turismo y poco a poco se trata de rehabilitar la vida de la nación, los asuntos vinculados a la gobernabilidad no pueden quedar en el limbo y después proclamar la existencia de un estado de derecho; en segundo lugar, si consideramos que el disenso total se elevó al 42.31% (abstenciones, boletas en blanco y anuladas) y en el colegio de estudio llegó al 44%; también es innegable que la adhesión o respaldo al gobierno superó el 50% (57.69% a nivel nacional y 56% en el colegio manzanillero); o sea, la mayoría de los cubanos y manzanilleros no solo dieron una oportunidad a sus gobernantes; sino, que a pesar de los pesares (devaluación del salario a causa de la inflación, desabastecimiento y carencias de productos y servicios de todo tipo, apagones eléctricos, emigración extraordinaria y mil males más que acarrean los tiempos de crisis), creen que la Revolución y las formas de gobierno derivadas de ella, no son los únicos responsables de la situación que se abate sobre la isla y más importante que ello; intuye que los yerros de cálculo e implementación, el aplazamiento desmedido, las indecisiones y hasta la falta de una concepción sobre lo estratégico, no son resultado de una política ex-profesa con el objeto de hacer daño al cuerpo social; de ser así, el pueblo cubano ya hubiera dado cuenta de ellos; tal como lo hizo en 1868, 1895, 1933 o incluso en 1953. De todos modos, asumiendo con Martí el aserto de que “Prever es la cualidad esencial, en la constitución y gobierno de los pueblos”, lo acontecido este domingo obliga a las estructura de poder en Cuba a leer y atender las señales de los tiempos porque después de nada vale llorar sobre la leche derramada; además, como decía el Apóstol: “Salvarse es prever”.

La triada Estado/Gobierno/Partido cubanos, debe comprender que los tiempos en el cual los niveles de aprobación superaban el 90% se han ido para siempre y resultan, eso sí, material de estudio para entender los cambios acaecido en el país. Apuntaba Darwin que la especie que sobrevive no es la más fuerte, ni siquiera la más inteligente; sino, la que mejor se adapta al cambio; incluso, Fidel Castro, en su Testamento Político (el tan recitado concepto de Revolución), inicia señalando que “es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Aceptar, asumir y obrar en consecuencia de tales postulados, posibilitará extender el ciclo vital de la Revolución; negarse por incapacidad, miedo o conveniencia, acortará la existencia del actual proyecto socio-económico y político antillano. Las circunstancias han cambiado, los hombres también y junto con ellos la psicología individual y colectiva; la globalización (para bien y para mal), ha mostrado realidades diversas, modos distintos y lo que ayer era bueno o adecuado para el grueso de la población cubana, hoy ya no lo es tanto; sobre todo porque la renovación generacional lleva en su seno el signo de un tiempo diferente donde las influencias y modos de ser, sentir y participar resultan no iguales a las de sus predecesores. La previsión no comporta atrincheramiento, sino ruptura creativa, ya lo decía Martí: “Hay que prever, y marchar con el mundo.”

Finalmente, ¿qué nos impide mejorar y democratizar el sistema electoral cubano?, ¿qué nos obliga a elegir a los presidentes del Poder Popular e incluso al de la nación de forma indirecta?, ¿por qué el grueso del electorado en un municipio no conoce y quizás jamas llegue a conocer al Presidente del Poder Popular? La peculiaridad del sistema electoral insular permite realizar modificaciones formales que, sin atomizar el sistema político y con ello la sociedad, otorguen mayor capacidad de decisión al soberano y atemperar el ámbito nacional a diversas experiencias mundiales, no como concesión a poderes foráneos; sino, asunción plena del cambio en tanto clave de supervivencia. Creemos el problema radica, al día de hoy, en el prejuicio de considerar peligrosa cualquier propuesta que no emane directamente de instancias oficiales, no por petulancia intelectual; sino, porque la mentalidad de plaza sitiada aún sofoca la apertura y la extrema cautela retrasa la implementación de medidas que resultan de inmediata aplicación para la obtención de los resultados esperados; aún no se asume plenamente que demorar es agravar y demoras son derrotas. Sin embargo, tal estado de cosas no puede resultar eterno, nada lo es y el deber de todo ciudadano honrado es alertar, participar y proponer, que de tales ejercicio cívicos se ensancha la República.

Por lo antedicho, aquí está, una vez más, una propuesta que posibilitaría dar un salto democrático notable en el campo electoral si decidiésemos elegir de manera directa a los regentes locales y al nacional. ¿Cómo? Después de elegidos los delegados del Poder Popular a nivel de circunscripción, una comisión salida de ellos, no externa, propondrá tres candidatos que, presentados en los medios de comunicación masiva, empresas, organismos e instituciones permitirá a los electores conocer por cual de ellos votar. Tal proceder se nos antoja campaña electoral popular, ¿acaso no fueron elegidos por el pueblo? Luego, el día de las elecciones, el que más votos obtenga a partir de la elección directa de todo el padrón electoral resultará proclamado Presidente del Poder Popular. A nivel de nación el procedimiento puede ser el mismo; en tanto, los integrantes de la Asamblea Nacional (Diputados) han sido también elegidos por el soberano. Este procedimiento, como se ha visto, conlleva en sí una elección directa por partida doble, dándole por ello un carácter mucho más democrático y legítimo a la decisión del electorado; por otro lado, al ejercer un voto verdaderamente directo y no representativo, hará que las propuestas para delegados sean mucho más pensadas, meditadas y el pueblo podrá sentirse verdaderamente empoderado al ser capaz no solo de proponer; sino, elegir uno de entre al menos tres candidatos a los cuales podrá conocer mejor y con ello tomar por si propio una decisión que al día de hoy le está vedada. Que así sea.

Manzanillo de Cuba, el 29 de noviembre de 2022.