Dos argumentos y un mismo objeto: la Bahía de Manzanillo.

 Resumen: Opiniones sobre si existe o no la Bahía de Manzanillo.

¿Existe la bahía de Manzanillo?

Por: Alexis Schlachter.

El Diccionario Geográfico de Cuba, obra de la Comisión Nacional de Nombres Geográficos, no recoge la existencia de una bahía frente a la ciudad de Manzanillo.

En las páginas 214 y 215 de esta obra rectora de la terminología geográfica en nuestro país, se ofrecen datos sobre cuatro acepciones del nombre Manzanillo (municipio de la provincia de Granma, ciudad cabecera del municipio del mismo nombre, cayos y río, este último conocido también como Gramal). En ninguna parte aparece el término «Bahía de Manzanillo».

Entonces, ¿qué accidente geográfico-marino tienen ante sí los manzanilleros cuando miran hacia su malecón? En la página 138 de la obra citada leemos que en la costa del Golfo de Guacanayabo «se asienta la ciudad de Manzanillo» y, como parte de ella, «el puerto de Manzanillo». Nada más. O sea, los manzanilleros tienen ante sí el golfo de Guacanayabo.

¿Qué diferencia un golfo de una bahía?

Golfo es gran porción de mar que se interna en la tierra, mientras que la bahía es, generalmente, menor en tamaño con capacidad para dar resguardo a embarcaciones.

Entonces, se preguntará el lector con toda razón, ¿cómo interpretar la famosa melodía donde Benny Moré le canta «a la bahía de Manzanillo»? Geográficamente, un error.

¿Habrá una salida airosa para esta contradicción geográfico-musical? Porque hay una realidad: el pueblo cubano ama al Benny y en la voz inigualable del Bárbaro del Ritmo continuaremos escuchando con deleite la obra musical en la cual se canta “a la bahía de Manzanillo”. No habrá cambios aquí. Y la creación del bayamés Ramón Cabrera continuará siendo patrimonio cultural cubano.

Pero ¿podría modificarse la terminología geográfica? Quizás…

Miremos el mapa de la Tierra y encontraremos la Gran Bahía Australiana con una semejanza notable, en cuanto a contorno, al cubano golfo de Guacanayabo. ¿Una bahía muy grande? Ejemplos como el anterior hay a escala planetaria; tal es el caso de la famosa bahía de Hudson, en el Norte de América, la cual con más de 730 000 kilómetros cuadrados supera con creces a numerosos golfos del mundo.

Por supuesto, el asunto es complicado, nada fácil y tiene espinas. Los geógrafos dirán la última palabra. Pero los cubanos -incluidos los especialistas en Geografía y los periodistas- seguiremos cantando junto al Benny «a la bahía de Manzanillo». Y la escultura del Bárbaro del Ritmo continuará mirando hacia un mar hermoso, sea golfo o bahía.


Camaronero surcando la Bahía


Trozo del malecón manzanillero


En defensa de la bahía de Manzanillo.

Por: Juan Hilario Iglesias González.

Creo que a nadie se le ocurriría negar la existencia del Cauto porque no aparezca en un mapamundi, o querer quitarle la categoría de río al popular Almendares porque este no tiene las medidas de un Amazonas, Nilo o Danubio. Tampoco me parece prudente que a alguien se le ocurra borrar el antillano nombre de cayos tan común en nuestros archipiélagos porque no existan con ese nombre en Europa o Asia. Todas estas acepciones geográficas dependen unas veces de conceptos que varían con el tiempo, pero las más deciden en ellas su aceptación en el lenguaje del pueblo y pasan a ser parte de lo que comúnmente se llama cultura popular de donde no pueden ser desarraigadas.

Es cierto que existen las bahías de bolsa como son: las de La Habana, Santiago de Cuba y Cienfuegos y las bahías abiertas como las de Matanzas, al norte y la Bahía de Cochinos al sur de Cuba; pero hay otras, llamadas bahías abiertas cerradas por cayos como las de Santa Clara, Buena Vista, los Perros y la Gloria en la costa norte y la más popular de todas, en la costa sur, la de Manzanillo.

Aunque la Bahía de Manzanillo no aparezca en el Diccionario Geográfico de Cuba, si aparece en otros documentos y publicaciones fundamentalmente los dedicados a los marinos que navegan por nuestras costas. El primero se remonta a la carta náutica publicada por la oficina hidrográfica de la marina norteamericana en el año 1907 con varias rediciones en años posteriores, pero más cerca en el tiempo existe la carta náutica No. 1813 titulada: Bahía de Manzanillo y sus Accesos, del Instituto Cubano de Hidrografía publicada en el año 1981, que les sirve a todos los barcos que van a entrar en la bahía para que naveguen con seguridad por estas aguas. Además existe la edición del Instituto Cubano de Hidrografía del Derrotero de las Costas de Cuba en dos tomos del año 1989. En el tomo II de la citada publicación en la página 84 podemos encontrar lo siguiente: «Bahía de Manzanillo. Situada al NE (noreste) del Golfo de Guacanayabo, penetra al E (este) de punta Guá… su punta NE de entrada se denomina Yara, y está situada a 9 millas en esa dirección de Punta Guá. La Bahía está limitada al W (oeste) por los cayos Blanco y Guá… y al N (norte) por los Cayos de Manzanillo, que se extienden a lo largo del paralelo 20 grados 22 minutos norte y sus inmediaciones. El puerto de Manzanillo, enclavado al N (norte) de la Bahía, desarrolla sus labores de carga y descarga de buques, fundamentalmente con patanas en los fondeaderos […]» en las páginas siguientes se sigue haciendo referencia a la citada bahía con todos los datos hidrometeorológicos que necesitan los oficiales de cubierta y capitanes para desarrollar con seguridad y precisión su trabajo en las embarcaciones.

Creo sinceramente que no hay razón de ningún tipo para sugerir que se modifique un término geográfico que tiene más de un siglo de existencia porque no aparezca en un diccionario mientras aparece en otras publicaciones y que como tal ha dado abrigo a hombres de mar de distintas épocas y países. No hay que olvidar que la Geografía es una ciencia relativamente joven, que mientras las Matemáticas eran desarrolladas por matemáticos, la Física por físicos y la Astronomía por astrónomos desde épocas remotas, la Geografía debe mucho de sus avances a los grandes navegantes del siglo XV y XVI ( Vasco da Gama, Días de Novaes, Diogo Cam, Alvares Cabral, Giovanni y Sebastiano Caboto, Colón, Magallanes y Elcano, entre otros), los que bautizaron golfos, mares, puntas, cabos y cuantos accidentes geográficos descubrieron en sus viajes, lo que hicieron a su libre albedrío, esto probablemente justifique que existan tantas diferencias entre mares, como el cálido Caribe y el frío Mar Blanco, entre golfos, gigantescos como el de México y menores como el Golfo de Guanahacabibes, entre bahías inmensas, como la Bahía de Hudson y pequeñas como la de Miel, entre cabos tormentosos como el de Hornos y el apacible de San Antonio, entre ríos caudalosos como el Congo y otros más conocidos por canciones que por la cantidad de agua que llevan como el río Kibú, estas diferencias y muchas más hacen que en ocasiones sea la voz popular la que acuñe un término geográfico, aparezca o no en atlas u otras publicaciones especializadas.

De todas formas como el refrán dice «ver para creer», invito a todas las cubanas y los cubanos que quieran, a contemplar una bella puesta de sol sentados en nuestro modesto malecón, frente a las tranquilas aguas de la Bahía de Manzanillo acompañados por «el Benny», su voz y la inolvidable canción que el bayamés Ramón Cabrera le dedicó a las novias de los marinos de nuestra ciudad.

Tomado de: Enciclopedia Manzanillo.